Adviento: El conflicto Privado-Público, en su máxima expresión (Cf.Mt. 1, 18-24)

La mujer, con la cual está desposado se encuentra encinta.  Esperando un hijo.  Antes de vivir juntos.  Eso es lo evidente. Las contradicciones de una relación de pareja, llega al clímax de los conflictos más hondos, para romper de raíz cualquier vínculo emocional y afectivo.  

El honor de José se ve profundamente afectado.  Pero, no quería denunciarla.  ¿Denunciarla de qué?  De traición.  Infidelidad.  Iniciar un proceso, que a vista de la sociedad, sería una vergüenza para ella, que no se espera ese comportamiento transgresor. Verguenza para él, que no se hizo respetar su rol de "varón".  Entonces, sucede algo más conmovedor aun: decide "repudiarla en secreto".  Hacer de su vida un infierno en la dimensión privada de la relación.

El drama no pone el énfasis en ella, porque suaviza la realidad como obra del Espíritu Santo.  Lo sagrado entra a tallar, en un escándalo social, que surge de la actuación humana, en el resquebrajamiento de vínculos.  El énfasis se concentra en él, como "varón".  Toma la decisión social correcta, que se espera: la fuerza.  La agresión.  El poder.  Tiene la posibilidad de elegir dos tipos de soluciones de conflicto, en las relaciones vínculares de emoción y afecto: la pública o la privada.  La denuncia social o el arma secreta de violencia intersubjetiva.  Según, Mateo, para sorpresa de todos lo que leemos este relato, mítico, el varón elige la dimensión privada del conflicto.  La irracionalidad de convertir su vida en un infierno, subyugando a través del repudio, a quien será su pareja de toda la vida.  Relación vincular fracturada, desde su raíz.

Así las cosas, no puedo dejar de pensar en las nupcias de los poderes que están en conflicto en nuestra realidad: El ejecutivo con el legislativo.  El poder, visto desde una dimensión de varón, macho, agresor.  La legalidad consentida de un infierno vincular:  #CuestiónDeConfianza, #Censura. La vía pública de este conflicto, está demostrada hasta el hartazgo.  Pero también, el "repudio en secreto", a través de la manipulación de las redes sociales, a nivel privado.  El conflicto llevado a su máxima expresión machista en una sociedad que tiene sed de autoritarismo puro, revancha y agresión. Crueles rezagos de nuestros peores años de violencia vividos en Perú.

Los espectadores, del drama pintado por Mateo, para este último domingo de adviento, es tremendo.  Los espectadores del drama del conflicto político del Perú, en esta semana última de adviento, es terribe, por lo que vemos el final de este espectáculo cruel, tipo Circo Romano.

Ni la denuncia pública, ni el repudio secreto, es el final de esta historia, en la sabiduría de Mateo.  José, recurre al sueño.  Como única arma para solucionar un conflicto extremo.  ¿De qué sueño, como técnica de resolución de conflicto, está hablando este relato?

Volver al punto de partida.  El deseo.  La ilusión.  El sueño esperado: la salvación del pueblo, a través de un varón, según el estereotipo cultural de la época.  Volver a creer en la posibilidad, disrruptiva, que desde esa confunsión de honor-vergüenza, pueda salir la solución social para su pueblo.  Más allá de los vínculos emocionales y afectivos, en la relación intersubjetiva del desposorio, hay una función que rompe este límite para aportar a la felicidad con los demás.  Tanto él, como ella, tendrán que ponerse de acuerdo, en este objetivo común.  Cuando se "despertó", tenía claro que el conflicto estaba latente, pero tenía una tercera salida: Volver a los sueños inspirados en el bien común.

Aquellos sueños del bien común, no surgen de una experiencia religiosa.  Ningún representante de la religión habló con José.  No necesitó de esa intermediación.  Tampoco, de una confrontación de lucha por demostraciones de la fuerza del poder bruto.  ¿De dónde surge?  Según Mateo, de la comodidad del cuerpo humano, de volver a relajarse, hasta volver al punto inicial.  Soñar.  Volar.  Hasta ver anuncios de seguir creyendo que tiene que nacer algo nuevo, para Salvarnos de la situación en la que estamos.  Aquí no hay disfraces religiosos, ni ideológicos.  Sino, la sinceridad de pensar en el bien común.  Esto es navidad.  Sin intermediarios religiosos, como los expresados en estos días en Perú, bajo el pretexto de Navidad.  Disculpe Señor Cardenal, pero su presencia no está acorde con lo que nos dice la sabiduría de Mateo, en estas nupcias entre el ejecutivo y legistalivo, de nuestro país.

RESUMEN: Volver a creer en el bien común, por encima de los intereses ideológicos, es la propuesta de José, al finalizar este adviento.  Si una de las partes, no cree en este sueño, entonces hay canales legales y privados, para volver al punto inicial.  De lo contrario, nada nuevo nacerá en esta navidad, #ppkamigo.



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