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Mostrando entradas de marzo, 2020

#YoMeQuedoEnCasa; psicología de la reminiscencia

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Un perro está aullando por el abandono, en la parte de atrás desde donde escribo, en pleno toque de queda.   Los vecinos lo dejaron con alguien que lo cuide.   Lo más probable es que extraña a los dueños.   Por el timbre de su gemido, es un perro, más o menos, pequeño.   En el grupo de whatsapp de los vecinos se comunica a todos. Aparte de este ruido, todo es silencio frente a la casa.   Entonces la psique comienza a trabajar sola, sin que reciba una orden explícita de su dueño.   Algo recuerda este silencio y aullido.   Algo recuerda esta emergencia sanitaria en Perú, desde donde irrumpen estas líneas.   ¿Qué recuerda mi psicología? El silencio del 28 de julio de 1985, cuando el Presidente entrante anunció que el 60% de lo que se pagaba a la deuda externa, se reduciría solo al 10%.   Los peruanos no sabíamos si era buena o mala noticia.   Por ello el silencio, como el que estamos sintiendo en las calles, estos días con las disposiciones para defendernos del COVID-19.   Silencio

Psicología del Pánico, en tiempos del COVID-19

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Después de siete meses, nos encontramos cerca de Huancabamba.   Estabas sonriendo con un amigo.   S us ojos brillosos y una amplia sonrisa.   Nos abrazamos fuerte.   A sus dieciséis años, manifiesta la vitalidad por la amistad con gestos sinceros.   Así es Panchito.   Entonces vino a mí el recuerdo de la primera vez que le trajeron a consulta en Chulucanas.   Estaba con la mirada hacia el suelo.   Despeinado.   S u padre le traía de la mano.   S us manos apretadas.   Entonces escuché la voz de su padre: No quiere salir a trabajar para la chacra.   El maestro me ha dicho que le han hecho daño, hace un año.   No quiere ir al Colegio tampoco.   Llega a la puerta de la casa y se desespera y nadie lo mueve de su sitio.   Mi hijo era normal –sus ojos se humedecen ante la frustración-.   Dile al doctor lo que te pasa pues, hijito… Comenzamos la tarea de entrar en la historia de Pancho.   El niño feliz. Inteligente.   Locuaz.   De pronto un accidente en las vallas de púas, que separan

"Pan y Rosas"; desde la psicología

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146 trabajadores textiles murieron en la fábrica textil donde trabajaban.   Tenían entre 14 y 23 años de edad. No pudieron huir del incendio.   Los jefes dejaban las puertas con llave, para evitar robos.   Ocurrió en New York.   La mayoría de los que murieron eran inmigrantes.   Cuando hablo de esta manera, para narrar esta tragedia ocurrida en marzo de 1911, pareciera que estoy hablando de varones.   O al menos, doy a entender que la mayoría de las víctimas fueron varones.   No es así.   Fueron 123 mujeres y 23 varones los que murieron en aquel octavo piso del edificio.   Cuando le pregunto a mi madre sobre el tiempo que estuvo embarazada de mi o de mi niñez,   me dice que todo fue felicidad.   Fui una hija esperada.   Intentaban dar lo mejor de ellos mismos, para cuidarme.   Fui la primera hija… Sin embargo, tengo recuerdos de muy pequeña, cuando mi madre y padre discutían muy fuerte.   Estaba acostumbrada a los gritos entre ellos.   Una vez, se encerraron en el baño a gritarse m