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Mostrando entradas de septiembre, 2021

Psicoterapia grupal: teología y capitalismo de la vigilancia

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 Abrimos los ojazos cuando un amigo del grupo manifestó abiertamente que no viene al caso de hablar de la divinidad en términos de "pobreza o riqueza", porque ya es un lenguaje arcaico, aburrido y  superado [1] .  La sorpresa fue tal que a todos nos quedó claro que estaba desacreditando el tema que nos convoca: Teología y el capitalismo de la vigilancia. ¿Cómo sucedió esto?  Hace mucho ruido el tema de abordar la teología desde la reflexión de la pobreza, sin más.  Eso fue en el siglo pasado. Hoy estamos en otra perspectiva.  Además, es absurda porque se presenta al pensamiento teológico católico como si fuera el único que aborda las cuestiones de la divinidad.  Este absurdo teológico, de encapsular la teología en una religión, se siente opresivo desde su arranque… Así las cosas, irrumpe la emoción de desasosiego y comenzar a sentirnos que estamos en modo “patinar sobre hielo”.  Percibo a todos en el grupo, apagando su cámara como queriendo ocultar los rostros y que no le

Psicoterapia grupal: El capitalismo de la vigilancia

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Siento angustia en esta sesión de personas que vienen de diferentes partes del Perú, Bolivia, Argentina, Venezuela, México, entre otros [1] .   ¿De donde brota este sentimiento?   Hace mucho tiempo que la biopolítica ha dejado de ser un punto de reflexión sobre el ejercicio de pensar el poder en toda organización ciudadana.   Pero ¿qué significa biopolítica y qué tiene que ver en esta sesión psicoterapéutica? Es la fuerza que tiene el poder para controlar y manipular el cuerpo de las personas con fines de consolidar el poder que se tiene sobre un grupo, pueblo o nación.   Ejemplo: las medidas de cuarentena, por una situación de emergencia.   La prohibición de la prostitución clandestina y legalizada en determinados centros.   Los uniformes institucionales y homogenizar lo que cubre el cuerpo.   La reglamentación de anticonceptivos.   Ese concepto básico, nos hace pensar en nosotros mismos.   Mientras estoy viendo a los que levantan la mano y quieren hablar. Surge el impulso de grit

Psicología del Perdón. Octava sesión

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  ¿Te acuerdas cuando tenía ocho años?   En ese tiempo deseaba estar muerta [1] .   Sonreía, pero por dentro quería que no estuviera viva.   Dicen que los niños no mienten, pero yo si mentía para que no me dijeras nada.   Te dije varias veces que quería conocer a mi padre, pero nada.   Él tenía a mis dos hermanas: Sara y Cristina y yo no pasaba con ellas.   Te aguantaba todo a ti.   Pero cuando se murió mi padre, tampoco me dejaste ir a su entierro.   ‘Mejor que se haya muerto’ dijiste.   Sentía pena por Sara, porque caminaba con andador y no se le entendía cuando hablaba, a pesar de que ella tenía 14 años.   Por eso te dije que la trajeras a vivir con nosotras.   Un día me pegaste con cólera delante de ella.   Después yo me hice la dormida, para que no siguieras hablando.   Y le comenzaste a decir a Sara que por mi culpa me pegabas.   No abría mis ojos, porque tenía miedo de que siguieras jalándome del pelo y marcando mi cuerpo con las sandalias de tanto golpe.   Nunca te creí que