Psicología del Perdón. Octava sesión

 

¿Te acuerdas cuando tenía ocho años?  En ese tiempo deseaba estar muerta[1].  Sonreía, pero por dentro quería que no estuviera viva.  Dicen que los niños no mienten, pero yo si mentía para que no me dijeras nada.  Te dije varias veces que quería conocer a mi padre, pero nada.  Él tenía a mis dos hermanas: Sara y Cristina y yo no pasaba con ellas.  Te aguantaba todo a ti.  Pero cuando se murió mi padre, tampoco me dejaste ir a su entierro.  ‘Mejor que se haya muerto’ dijiste.  Sentía pena por Sara, porque caminaba con andador y no se le entendía cuando hablaba, a pesar de que ella tenía 14 años.  Por eso te dije que la trajeras a vivir con nosotras.  Un día me pegaste con cólera delante de ella.  Después yo me hice la dormida, para que no siguieras hablando.  Y le comenzaste a decir a Sara que por mi culpa me pegabas.  No abría mis ojos, porque tenía miedo de que siguieras jalándome del pelo y marcando mi cuerpo con las sandalias de tanto golpe. 

Nunca te creí que me pegabas porque me querías.  Cuando vino Cristina a vivir con nosotras y nos dejaba a Paty para irse a trabajar, también me dolía.   Yo vi que varias veces le pegabas con cable, hasta que Cristina se enteró y te reclamó.  Ella se fue de casa, llevándose a Paty que estaba muy pequeñita y me quedé contigo y Sara otra vez.  Me daba pena que se hubiera llevado a mi sobrinita.  Pero tú la ibas a matar con tu mal genio. 

Tuve que escaparme para poder estar tranquila.  Ya tenía 14 años cuando pude escaparme e irme donde mi hermana.  Quise vivir con ella y mi sobrina.  Pero cuando fui a recoger los libros donde mi madrina para seguir estudiando, me encerraron y te llamaron.  Paty vio todo eso, y era muy pequeñita para que viera ese sufrimiento.  Me pegaste otra vez y me quedé allí sin poder hacer nada.  Cristina llegó, recogió a Paty y no me dejaron verla, porque me tenían encerrada en el cuarto.  Sentí mucha alegría cuando Cristina trajo a la policía después de un rato allí y me rescataron.  La policía me ordenó que vaya a vivir con mi hermana y te obligaron a alejarte de nosotras.  Ya no era una niña. 

Sabes que estoy sufriendo mucho por la muerte de Cristina.  Me he quedado sola con Paty que está más grande.  Vivo con mi tía, por orden del juez.  Ahora que se ha archivado el caso, dicen, que ya te puedes acercar. 
Quiero decirte que te perdono de todo corazón lo que me hiciste, pero no volveré a vivir contigo, mamá. 

Pintura de Juan Rodolfo López Ávila


[1] Octava sesión.  Ella tiene 18 años.  Con el Consentimiento informado para escribir esta sesión. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Pensamiento adulto de la psicología de la "Resurreción"

Introspección en estas fiestas patrias; desde la psicología de la religión,

Adrián: Psicopolítica en tiempos inciertos.