Masculinidades. Psicología de la pasión, en tiempos de cuarentena.

A los veinticuatro años Renzo decide vivir con Ana, su pareja, después de dos años de enamorados.  Ella estaba esperando un hijo.  La emoción de esos años se deja llevar por el impulso de la proximidad.  Así le llamamos los psicólogos, cuando nos referimos no sólo a la cercanía de espacio físico sino también virtual, temporal, donde dos personas se encuentran cada vez con más frecuencia.  Por ello, suelen surgir los enamoramientos entre el vecindario, barrio, pueblo, centros de estudios y laborales o conectados en la misma plataforma virtual. Esto activa mecanismos químicos en nuestro cerebro. Después de dos años de vivir juntos, irrumpe en la relación Verónica.  Todo eso pienso, cuando Renzo me está relatando su actual situación amorosa:

Desde que hemos roto la relación, no puedo dormir.  Pienso en esa persona.  Tengo sensaciones de ahogo y taquicardia.  Lloro mucho y me siento muy triste. Me bloquea y desbloquea del whatsapp.  Mira mis estados.  Después de unos días me envía mensajes de amistad… no sé lo que quiere.  Algunas veces me ha dicho “te extraño”.  Ya no soporto más y no sé qué hacer… Amo a esa persona, pero no puedo volver…

Surge la pregunta en mi interior: ¿Por qué no le pone nombre a “esa persona”? Puedo leer en el cuerpo y mente de Renzo, lo mucho que necesita aún de su pareja.  Muy parecido a cuando aparece Verónica en su antigua relación.  Hasta que Ana se da cuenta y comienza el conflicto entre ellos.  Al final tiene que terminar la relación amorosa con Ana y quedarse con Verónica.  Se separa de su pareja y su hijo, para quedarse con Vero.  Los mismos síntomas: ansiedad, cambios de humor, tristeza.  Se hace cortes en las muñecas, para concentrarse, por un momento, en el dolor que le produce tales pérdidas en su mundo afectivo.  Y es que su cuerpo también extraña el cuerpo de Ana.  Pero en Vero encontró semejanzas, que activaron toda su atención.  Se fue generando un vínculo difícil de romper.  En psicología de la pasión, semejanza es todo lo que se pueda compartir con la pareja: música, paseos, juegos, aficiones, etc.  Cuando visitó al especialista le dijeron que era borderline.  O trastorno límite de la personalidad.  Así fue tratado por un tiempo.  La tristeza, angustia, ansiedad, cambios de humor, dolor en el cuerpo, le acompañaron una buena parte de su vida.  Hasta que otro especialista le dijo, con acierto, que era un dependiente.  La misma que se produce por el consumo de marihuana, cocaína entre otros.  La pasión psicológica, en las cuestiones de amor, tiene ese mismo efecto.  De ahí, que el sexo nos hace dependientes en esta fase.  Pero, sigo pensando, por qué en su actual situación no pronuncia el nombre de su pareja:

He practicado los ejercicios que me dejaste, a medias.  Cuando me escribe, le contesto inmediatamente.  Le hablo bonito.  Pero, luego me deja en visto y me contesta después de una hora o en la noche.  Cuando recién comenzamos, nos quedábamos dormidos hablando hasta quedarnos dormidos.  Yo apagaba el celular al levantarme.  No podíamos vernos porque ya había comenzado la cuarentena.  Había tenido que ceder a muchas situaciones que al comienzo no me gustaban, pero todo lo hice por el bien de nuestra vida de pareja.  Nunca había practicado los tríos, hasta que esta persona me lo propuso.  Insistió tanto que así lo hicimos.  Nos fue bien.  Pero nació en mí la desconfianza poco a poco.  Pensaba que me ponía a prueba. Hasta que después de dos meses de la pandemia, un conocido nuestro, me dijo que le había propuesto sexo virtual.   Por eso tuve que romper, aunque me ha explicado que jamás lo hizo…

Le advirtieron sus amigas y amigos que no era de fiar su actual pareja.  Pero Renzo insistía en la relación.  Llegó a viajar hasta otra provincia para encontrarse y pasar tiempos juntos.  Igual se encontraban en la tierra de Renzo.  Siempre a escondidas de su familia y Vero, para que no se enterara.  Esta reciprocidad, activa más la dependencia en la fase de psicología de la pasión.  Por supuesto Vero se dio cuenta, que ya no era la única.  Renzo tuvo que contarle.  Un año Vero le esperó sin romper la relación, para que se decidiera.  Fue imposible.  La pasión con Vero se fue apagando.  La “otra persona” ya estaba en el efecto químico del amor en el cerebro de Renzo.  Hacía ejercicios en el gimnasio para tener un mejor cuerpo y mente saludable. Pudo poner su pequeña empresa de comida saludable.  Lo hacía a través de delivery.  Tiempos de progreso, que no culminaron.  Al igual que sus estudios de derecho incompletos, por falta de recursos económicos.  La relación con Vero se complicó por la presencia de esa “otra persona”.

Al igual que Ana, con Vero mantengo una relación de amistad ahora.  Vero sabe por lo que estoy pasando, ahora que he roto con esa persona.  Sabe lo feliz que he sido durante todo el año.  Nos encontrábamos fines de semana.  Me decía “mi feo lindo”.  Me gustaban sus caricias y besos, su voz y gestos, pienso en su sonrisa y seriedad, cuando nos encontrábamos.  A los dos días que volvíamos cada cual a sus casas, me llamaba para decirme que me extrañaba.  Desde muy temprano me decía que se estaba alistando para su trabajo.  En los break me llamaba y estábamos como una hora hablando.  Pocos meses antes de la pandemia dejó de hacerlo. Me dijo que sus amigas estaban más rato allí y no podía hablar.  Cuando salía del trabajo y antes de dormir nos hablábamos siempre.  Me consoló hasta hace dos meses que murió mi hermano de la covid-19… No puedo dejar de pensar en esa persona…

Describía a "esa persona" como la mejor del mundo, físicamente.  Esta percepción es propia de la psicología de la pasión.  Es un componente de la dependencia.  Con Ana, Verónica y su tercera pareja, había vivido intensamente estos síntomas de la pasión.  Los psicólogos sabemos que es una cuestión de neurotransmisores, como cualquier droga, que producen el efecto psicológico de euforia, júbilo y aturdimiento.  Se activan con los componentes psicológicos de la cercanía, semejanza, reciprocidad y atractivo físico.  Es una experiencia muy intensa, que suele pasar en la vida de pareja para ir madurando la relación.  Es breve, dependiendo de la intensidad.  Todo el programa de la relación terapéutica tiene que estar fijada en el objetivo de dar un paso más en la relación amorosa, para hacerla sostenible en el tiempo, hacia las otras etapas psicológicas del amor.  En todo esto voy marcando la pauta de las sesiones, cuando en una de ellas, por fin dice el nombre de la pareja con quien le cuesta tanto terminar la relación.  Entonces, confirmo que la psicología del amor, en la teoría y en el ejercicio psicoterapéutico el sexo de los protagonistas es relativo. Decide pronunciar el nombre de "esa persona" sollozando y con una lágrima en su mejilla, aceptando un profundo duelo afectivo, seguido de un silencio donde acojo la sinceridad e intensidad de su experiencia de enamoramiento::

Se llama Ronald.
                                                                               Autor: 
Nataliya Kostenyukova

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