Actitud ética de repudio, por salud mental en el Perú.
No puedo dejar de asociar una situación de la semana que pasó, con el juez Villa Stein y su fallo para anular una sentencia al reo Alberto Fujimori. Tampoco, puedo dejar de asociar el show del Congreso con la votación de aprobación, por el grupo fujimorista, al gabinete ministerial y que nadie, de los congresistas elegidos, haya dicho de dónde sacará el financiamiento para todos los objetivos trazados. Solo importó, al parecer, acusar al anterior Gobierno de Humala y pedir "disculpas" al grupo de Keiko Fujimori. Así las cosas, sospecho que la lucha anticorrupción, no será una cuestión ética y, mucho menos, de salud mental para lxs peruanxs. Mientras tanto, seguiré apoyando al Colectivo Plazuela Merino, dispuesto a volver a las calles, por una cuestión ética y de salud mental, cuantas veces sea necesario. ¿Por qué hablo de esta manera?

Esto no nos importaría, si es que ya está siendo investigado. Sin embargo, ver al actual presidente del Perú, en una mesa de diálogo con las hijas y socias de esta señora, para tratar el tema de la Minería Ilegal en la Selva, por un tema de iniciar combatiendo la corrupción, en nuestro país, me deja éticamente indignado. Siento repudio a este tipo de actitud. Comprendo la reacción de Patricia Montero, en su publicación del domingo en el diario La República. ¿Sería ético no sentir repudio a esta situación?
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