Actitud ética de repudio, por salud mental en el Perú.

No puedo dejar de asociar una situación de la semana que pasó, con el juez Villa Stein y su fallo para anular una sentencia al reo Alberto Fujimori. Tampoco, puedo dejar de asociar el show del Congreso con la votación de aprobación, por el grupo fujimorista, al gabinete ministerial y que nadie, de los congresistas elegidos, haya dicho de dónde sacará el financiamiento para todos los objetivos trazados. Solo importó, al parecer, acusar al anterior Gobierno de Humala y pedir "disculpas" al grupo de Keiko Fujimori. Así las cosas, sospecho que la lucha anticorrupción, no será una cuestión ética y, mucho menos, de salud mental para lxs peruanxs. Mientras tanto, seguiré apoyando al Colectivo Plazuela Merino, dispuesto a volver a las calles, por una cuestión ética y de salud mental, cuantas veces sea necesario. ¿Por qué hablo de esta manera?

Porque algunas cuestiones han pasado desapercibidas durante estos días. Tienen que ver con la quebrantada salud mental y la ética de nuestro país. Las grandes protagonistas son las hijas, y socias, de una mujer, que no sabe leer ni escribir. Aunque ese no es el problema de fondo Postuló como regidora en Manú, para el partido fujimorista el 2006. No ganó. Según una publicación de lamula.pe, (02/03/2012). Al año siguiente, de esta publicación, en su negocio circuló, nada menos, que 46 millones de soles, según El Comercio (08/10/2013). Además, gracias al Gobierno de Fujimori, sus ventas, basadas en minería ilegal, pasaron de 1.80 o 2.00 soles, cada gramo de oro, a 20.00 soles, según la misma fuente. Desde aquella época, hasta la fecha, se le conoce como la reina de la minería ilegal en Madre de Dios. Se trata de doña Gregoria Casas Huamanhuillca. Pueden encontrar la información en google. Allí, nos informamos de las denuncias por lavado de activos y la depredación que ha originado, en todos estos años, a nuestra selva peruana.

Esto no nos importaría, si es que ya está siendo investigado. Sin embargo, ver al actual presidente del Perú, en una mesa de diálogo con las hijas y socias de esta señora, para tratar el tema de la Minería Ilegal en la Selva, por un tema de iniciar combatiendo la corrupción, en nuestro país, me deja éticamente indignado. Siento repudio a este tipo de actitud. Comprendo la reacción de Patricia Montero, en su publicación del domingo en el diario La República. ¿Sería ético no sentir repudio a esta situación?

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