Psicología del "lenguajear"; Luciano y yo.


Nos sentimos humanos, picando un sanguche club, para los dos.  Un jugo de piña y otro de guanábana.  Por supuesto, que no es solo la comida, sino lo que hablamos.  Esa forma de relacionarlos al “lenguajear” y emocionarnos, el uno y el otro, contando nuestras historias.  Y mientras hablas, estoy recordando tu historia, hace algunos años, cuando buscaste ayuda.  ¿Qué recuerdo de tu historia, estimado Luciano?

Emocionalmente estabas agotado.  Estabas terminando la carrera que te habías propuesto en la universidad.  Sumido en una historia de humillación por el patriarca de tu familia.  La violencia fue la característica de tu pasado familiar.  Los golpes que no pudiste evitar.  Las caricias que nunca recibiste.  El odio, comprometido con el afecto distorsionado de la violencia ejercida por el patriarca de casa.  La madre sumisa, dejándose golpear y humillar.  Entonces, iniciamos la tarea de reconstruir tu autoconcepto, para sacar lo mejor de ti, a través de la esperanza, por nuevos horizontes existenciales.  Recuerdo las lágrimas.  Los gritos furiosos, para reconocer tu rabia contenida, contra tu progenitor.  El abrazo que pueda sostener estas emociones indecibles y que buscabas desesperadamente.  Romper con el mito de amar a quien te hacía daño, paralizando tus decisiones en proyectos personales de vida.  Pero, ¿Por qué no tenías un amigo a quien contarle esta experiencia amarga?

La idea de debilidad, expresada en el llanto, no te era permito.  Eres varón.  Entonces eres el chistoso del grupo de amigos.  Porque la tristeza, también se expresa de esa manera aparente.  La masculinidad ha sufrido un daño irreparable al no expresar las emociones y sentimientos, con un jugo de piña o guanábana.  Los varones necesitamos dos cervezas o licor fuerte.  De lo contrario caemos en la sospecha de activo y pasivo.  “Lenguajear”, nos lleva a dudar de la masculinidad vista desde la heteronormatividad.  Más sufrimiento que se nos echa encima.  Débil.  Indefenso. Culpable de tu propia desgracia impuesta.  Identificado con la madre y no con el padre.  Llanto depresivo.  Hablar sin mirar a la cara del interlocutor.  La dificultad de estar con alguien que amas, porque no sientes que nadie te va a querer.  Y si ocurriera, te hará daño. Todos los rasgos de la psicología del desamparo. Pensando en cómo será la muerte, que no quieres dar permiso para ejecutar en ti.  Pero lo piensas siempre, porque la vida violenta familiar, siempre es una experiencia de vida-muerte.  Como la heteronormatividad que nos define socialmente, de manera obsesiva.  

Pero, en este momento no hablamos de esa experiencia, mientras se termina el sanguche con papas fritas.  Entonces, pienso en pedir un pedazo de torta de manjar con pecanas, para hacer más largo el encuentro, que nos hace ir a la esencia de sentirnos humanos: Lenguajear.  Estás trabajando en tu carrera profesional.  Quieres seguir formándote.  Hablamos de cómo funciona el cerebro para resolver dilemas: sensibilizarse ante el dilema, ver varias alternativas, escoger una de las alternativas y, finalmente, ejecutar.  Concluimos que en el sistema educativo se salta el segundo y tercer proceso. Por eso, hay tanto delincuente muy bien formados académicamente.  Delincuentes formados en las aulas de nivel básico y superior. Al igual que tu padre, somos la generación que se pasó la vida “…leyendo los diarios; sirviendo como involuntarios participantes-observadores de una guerra estúpida; votando en elecciones sin sentido, una tras otra; mirando cómo la moneda colapsaba, se estabilizaba y colapsaba de nuevo; viendo cómo sus contemporáneos sucumbían a ataques al corazón, cáncer y depresión inducidos por el estrés.” Por eso, vivimos en círculos. Democracia en construcción, que se expresa también en la vida personal.  Por ello, surgen los miedos en tu relación de pareja, cuando sexualmente te das cuenta que no disfruta contigo y te sientes en el vacío, del cual eres experto por lo vivido en tu historia personal.  Entonces, irrumpe la enseñanza religiosa, mezclada con este relato social, personal y de presión de la falsa masculinidad. Tratando de justificar en el imaginario asexual de “Dios” y las contradicciones sin sentido de toda creencia cristiana.  En lo que ya no crees en absoluto.  En realidad, es el proceso de liberación del patriarca, opresivo y humillador, que vive en ti: “no sirves para nada”, “me avergüenzo de ser tu padre…”, “ojalá no hubieras nacido…”, amenazas reiterativas, hacerte sentir culpable todo el tiempo.  Todo eso quedó enterrado, sin olvidarlo.  A veces irrumpe y no te deja decidir.  Mientras bebemos el agua que hemos pedido, te cuento mi documento de voluntades anticipadas. Porque la psicología del lenguajear se practica de a dos, como mínimo.  Esto no es una psicoterapia, sino experiencia relacional.  Entonces hablo de mí también. 

Foto de Percy Gardó
Iniciamos el tramo final de este encuentro.  Mi débil salud, que me ha hecho tan fuerte para desear tres proyectos de vida, que debo apoyar.  La escuela de psicología consolidada, el proyecto del distrito 26 de octubre y la fusión de la escuela de escucha en alianza con Canadá.  La voluntad de donar mis órganos, de renunciar a cualquier tratamiento que no me permita calidad de vida.  Nos damos cuenta que hemos terminado la torta y el agua.  Con ese gesto, dos varones que estamos destruyendo el patriarcado, para poder lenguajear, humanizarnos en una tarea continua de no ser el machito, que sigue teniendo miedo a la muerte y desea la vida eterna, como expresión de su poderío imaginario. Intentamos despedirnos, pero no.  Preferimos ir a la última función del film 1917.  Soldados que se abrazan en la intimidad de una amistad, en el campo de batalla.  Que lloran juntos sus destinos, sus muertes, sus miedos, angustias y esperanzas.  Ya es de madrugada y tenemos que alistarnos para votar.  Ojalá que en estas elecciones, podamos, producto de este “lenguajear” votar por estas sorpresas de encontrarnos con resultados que no sigan con la tortura de seguir en una democracia regida por delincuente y nos liberemos de una vez por todas. Comenzar a pensarnos en relaciones más igualitarias entre nosotros, liberándonos de los partidos tradicionales que hicieron de esta historia personal y social un infierno. Gracias Luciano por este momento.
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ALARCÓN, D. (2014). De noche andamos en círculos. Lima: Seix Barral.
HORNO, P. (2009). Amor y violencia. La dimensión afectiva del maltrato. Bilbao: Desclée De Brower.
MATURANA ROMESÍN, H. (2008). El sentido de lo humano. Buenos Aires: GRANICA.
MURARO M. Rose – BOFF, Leonardo. (2004). Femenino y Masculino. Una nueva conciencia para el encuentro de las diferencias. Madrid: TROTTA.

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