Psicotecnología y el mito de la eternidad


El futuro jamás será como lo pintan las películas de ciencias ficción.  Es una premisa que tendríamos que dejar en claro.  Sin embargo, puede decirnos por dónde vamos y los alcances que podemos visualizar de la ciencia.  Así, estamos llegando a la conclusión que la inteligencia artificial (IA), está superando a la inteligencia humana, en algunos aspectos.  Por ejemplo, la toma de decisiones.  Ubicar una dirección remite, inmediatamente, a un sistema de posicionamiento global, basado en integración de satélites, más conocido como GPS.  Guía con mucha certeza hasta el lugar que se quiere llegar.  A nadie se le ocurre, preguntar en cada esquina a cualquier persona, para que nos ubique, pues muchas veces nos llevaran al desvío.  Más confianza y precisión existe en el GPS.  Así de rápido y simple es la IA. 

Por ello, Jeffrey Nachmanoff nos vuelve a sorprender con una película de ciencia ficción: “Réplicas”.  Cruzando todas las fronteras de la discusión bioética sobre el tema de la clonación humana.  Más allá, de estas discusiones necesarias, el tema serio que nos plantea es la pelea de la ciencia frente al tema recurrente de la eternidad.  Un mito, del cual cuesta desprenderse y por la que se han llenado los armarios intelectuales y grandes discusiones que han llevado hasta la muerte de seres humanos, producto de razonamientos a favor o en contra.  ¿La ciencia puede caer en este juego de los mitos religiosos sobre la eternidad, aunque se proclame atea?

Por supuesto.  Así funciona nuestro cerebro.  Está plagado de conexiones neuronales que nos llevan a respuestas inmediatas para justificar nuestros actos, sobre todo cuando se trata de sobrevivencia.  En situaciones de ansiedad, por ejemplo: palpitaciones cardiacas aceleradas y sensación de asfixia, en situaciones estresantes personales, es un mecanismo neuronal inventado por el cerebro, para mantenernos a salvo de cualquier evento que considera lesivo para el cerebro mismo.  Todas las fobias se caracterizan por esos algoritmos cerebrales límbicos, enviando señales exageradas al nivel de la corteza, copando todo nuestro cerebro y concentrando toda la energía en ello.  En otras palabras, exagerando la situación al máximo, para crear situaciones de pánico y llegar a la calma.  Así, la muerte por una suerte socio-cultural, está asociada a la peor experiencia humana, con la que se ha tenido que lidiar desde los comienzos de la evolución.  El énfasis puesto en la vida, como la única experiencia valedera, hace renunciar, implícitamente, a la muerte, como la peor enemiga.  Una manera de luchar, en el mundo religioso es la esperanza de la vida eterna.  A nivel filosófico instrumentalista, es la felicidad como momentos de eternidad, especialmente en una cultura líquida.  En las ciencias de la biología, no solo la industria farmacéutica le saca provecho, sino también toda la propaganda de la medicina natural y sus argumentos pseudo religiosos.  En la tecnología, las investigaciones de la nanociencia y el tema de la clonación.  Algo que está explotando muy bien los nuevos juegos en red, que nos vienen de países asiáticos, principalmente.  ¿Será por eso la adicción que genera, es muy parecida a la religiosidad funcional de antaño?  Pero, ¿Por qué el mito de la eternidad tiene tanto éxito en cualquier área de la humanidad?

Cuando nos venden un producto diciendo que al vendedor mismo le fue bien, o a un familiar muy cercano, está cometiendo una estafa de alto vuelo.  Por ejemplo, “beber dos litros de una planta medicinal, traída de la selva peruana, curó a mi madre de un cáncer terminal”.  “A la vecina de mi madre también”.  La pregunta es: ¿Dónde consigo esa planta medicinal?  ¿Cuánto cuesta? ¿Por qué no la venden en las farmacias?  Todas estas preguntas tienen respuesta con otros mitos incluidos. Y cuánto más horrible sea su sabor y más sacrificio cueste ingerirlo, mucho mejor resultado.  Pero, lo más importante, es el precio como parte de este ritual de sacrificio.  En este caso, son dos o más cerebros que se están comunicando a un nivel irracional de pensamiento, poniendo en práctica lo único que ha dado resultado en nuestra evolución: El chisme.  Trasmitirnos lo que hay detrás de la Montaña para poder defendernos y no morir todos, por falta de información.  Esta psicología, expresada en algoritmos cerebrales comunicacionales con otros sistemas cerrados cerebrales ha dado grandes resultados.  Así hemos inventado el dinero, las normativas legales a nivel global, Derechos Humanos, las religiones, entre otros.  Nos ha ido muy bien.  Porque sólo así, se ha dominado a masas enteras.  Es lo más identitario en los humanos.  A nivel personal, es la herramienta más usada para nuestro autoconcepto.  Es decir, la forma como nos definimos cada uno de nosotros.   De ahí, el éxito de la pseudomedicina natural, las religiones y los vídeo juegos, la tecnología ofrecida como herramienta que cura todo dolor y sufrimiento.  ¿Qué propone la psicología para superar los mitos de la eternidad sin perder la esperanza?

La película de Nachmanoff, termina con una imagen tierna, producto de los avances tecnológicos en clonación.  Replicar a la hija pequeña de la familia, que gracias al mapeo cerebral fue borrada del cerebro de la madre clonada y sus hermanos.  Es decir, se borró todo algoritmo del recuerdo de vínculo afectivo y emocional con la niña a falta de logística, en su momento, al hacer la réplica.  Al replicarla, la madre la abraza sabiendo que era lo que faltaba y todo parece haber vuelto a la normalidad.  Por supuesto, la ficción termina con lo más preciado de nuestra evolución: el afecto y la ternura, como vivencia de cada momento para ser felices completamente. El retorno a lo límbico.  La psicología propone esa experiencia como eternidad: nuestra piel, para sentir el cariño, la ternura, cuyos algoritmos cerebrales traspasan todas las áreas de nuestra corteza y poder vivir el dolor y el sufrimiento, desde una perspectiva de muerte innata en nuestra humanidad.  No se trata de luchar contra ella, sino de re-pensarla como una posibilidad de elección, cuando sea necesario, aun con los miedos ansiosos de tantos años de evolución de los Sapiens, que está llegando a su final, como muchos pensamos.  Lo más real, en palabras de Hariri, quizá sea sentir los sonidos de nuestro estómago y dejarlos de sentir, en algún momento, por decisión propia o por situaciones inherentes a nuestra humanidad, asumiendo los sentimientos y emociones que ello comporta.
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HARARI, Y. N. (2017). Homo Deus. Breve historia del mañana. Lima: Debate.

KÜNG, H. (2011). Lo que yo creo. Madrid: Trotta.

MULET, J. (2015). Medicina sin engaños. Barcelona: Planeta.

TAKEUCHI, N. (2009). Nanociencia y nanotecnología. México D.F.: Fondo de cultura económico.

WIKIPEDIA. (28 de enero de 2019). es.wikipedia.org. Obtenido de wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Replicas_(pel%C3%ADcula)



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