Psicología de los cuatro sexos en la biología.

Tengo que reconocer que me sorprendiste cuando me dijiste que uno de los sexos innombrables es el XO.  Mi prejuicio de varón me hizo agradecer a la vida por ese proceso evolutivo.  Pequeña, no importa.  Mejor aún que sea estéril, en estos tiempos de tantas angustias.  Solo disfrutar del placer del sexo.  Insististe en demostrar que el mundo está repleto de este sexo.  La ciencia le dio el nombre del científico que lo descubrió, porque no tenía cómo decirlo y explicarlo.  Además, tuvieron que afirmar que era una enfermedad.  Sin embargo, tienen una inteligencia normal.  Por lo tanto, este sexo, por tener el cromosoma X, y otras razones genéticas más, está en el rubro del sexo XX.   El XO es libre de la maternidad, si se les compara con el XX.  Hay millones en el mundo.  El sexo XO puede disfrutar del sexo, de la vida, de su inteligencia, sin otras preocupaciones de la vida que no sea salir adelante como los otros sexos.  Nadie sabe cómo es que se origina este sexo.  El día que lo sepamos, muchos intentarán evitarlo, para sujetarlo a la obsesiva y enfermiza mentalidad afirmando que deben existir dos sexos y nada más. 

Pero también hablaste de mí, estimada Silvia.  Porque, me hablaste de un cuarto sexo: XXY.  También le pusieron el nombre de científico que lo descubrió.  ¿Qué nombre le iban a poner si ya teníamos dos “para siempre”?  Además, también era mejor decir que era enfermedad, aunque los millones que existen en el mundo, no tengan ningún síntoma de nada en su existencia.  Sufrirán un poco de bullying porque usan los servicios higiénicos de los XY.  Asistirán a las escuelas de los XY.  Sin embargo, son diferentes, porque son más pequeños en todo, siempre.  Inteligencia normal.  Algo muy curioso de su naturaleza, que ha sacado de quicio a todos los científicos presionados por sus creencias: no pueden tener hijos.  La biología hizo este sexo para no reproducirse.  Simplemente, están hechos para disfrutar de sus beneficios.  Disfrutar del placer de vivir, igual que el sexo XO.  Suelen esconderse y ser llamados como el sexo XY, para evitar el bullying social.   Suelen visitar las miles de ofertas donde ofrecen crecimiento del sexo XY. 

Los científicos llamaron a estos cuatro sexos de la siguiente manera: XY = varones. XX = mujeres.  XO = Turner.  XXY= Klinefelter.  La biología simplemente no les puso nombre.  ¿Por qué?  Porque el sexo tiene una diversidad infinita como la vida.  Está hecho para eso, para el disfrute en la diversidad.  Nadie la puede encasillar.  Si las maravillas del ADN se dieron a conocer en el año 2000, los sexos recién están haciendo su aparición en estos tiempos.  Pero, la psicología nos puede decir claramente que no es la biología lo que define el sexo para relacionarnos.  Lo que define a los sexos es el paradigma mental que hayamos fabricado.  Por ello, hemos preferido, gracias a la psicología categorial darle el nombre de varón y mujer.  Hoy, esta psicología que encasilló nuestros paradigmas no puede sostener esta clasificación, bajo ninguna circunstancia, en el nombre de estos millones de seres humanos que tienen sexo diferente a esta categoría.  La psicología que se resiste a salir de ese esquema dicotómico, simplemente raya en lo dogmático.  La ciencia no puede ser dogmática ni definitiva.  Siempre es circunstancial.  Siempre habrá hipótesis por comprobar y descartar.  Lo que antes se consideraba enfermedad, por los prejuicios mentales y conductuales, hoy no lo son más.  La biología sabe muy bien que son cuatro sexos, como mínimo en la naturaleza humana.  Por supuesto, que son muchos más.

Tenías que ser psiquiatra estimada Silvia, para poder entender tu lenguaje.  Para ayudar a salir del anonimato a millones de seres humanos.  Porque, desde que leí el libro que escribiste con mucha pasión, entendí a miles de mis pacientes.   Además, de entenderme a mí mismo, para no poner nombre a mi sexo y simplemente disfrutarlo y vivirlo, responsablemente.  Sin temores, liberado de prejuicios y sistemas mentales que aplastan la vida.  Un beso, Silvia, por este trabajo arduo que has emprendido, y en el que me siento muy comprometido desde las ciencias de la salud psicológica.   No sé como nombrar tu sexo, querida Silvia.  Tengo la sospecha que no querrás jamás que nos enteremos, porque no es importante, ni relevante, para disfrutar de la vida, ni de las relaciones.  Gracias, por esa oportunidad de espacio psicológico para gozar de la naturaleza humana, como jamás antes en nuestro proceso evolutivo. 

Mis alumnos me quedaron mirando muy alegres y con un gesto de gratitud.  Entonces les dije, me pueden llamar Billy, por favor.  Nuevamente gracias Silvia, porque también sonreíste cuando me mirabas a través de tu libro. 

-----

DI SEGNI, Silvia. (2013). Sexualidades. Tensiones entre la psiquiatría y los colectivos militantes. Buenos Aires: Fondo de Cultura económico.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cromosomas sexuales, desde el lenguaje de la psicología

Adrián: Psicopolítica en tiempos inciertos.

Pensamiento adulto de la psicología de la "Resurreción"