Psicología de las fantasías sexuales

Y es que las fantasías son la base del ensayo de las relaciones interpersonales adultas, para vivir intensamente la vida de pareja, pero también para experimentar el placer de la amistad intensa.  Sin fantasías es imposible vivir.  Porque no se podría hacer proyecciones en la vida, ni planes a corto, mediano y largo plazo.  Gracias a ellas, se puede imaginar un viaje con la pareja, hijos, amigas, amigos, familia entera o un encuentro de fin de semana.  Sentir el placer de ser felices con las personas que se ama.

Nunca se vuelve a ser la misma persona, desde que el cerebro comienza a segregar norepinefrina, dopamina y feniletilamina, porque las consecuencias psicológicas de la euforia, júbilo y aturdimiento, se convierten en el pan de cada día en el comportamiento humano. Justo, cuando las hormonas están en plena ebullición.  Es el regalo más bello de la vida. Momentos en que no importa gastar el tiempo mirando al vacío, imaginando a la pareja de toda la vida.  Viendo en la mente el deleite que se puede experimentar en la sexualidad.  Tiempo en que el cuerpo comienza a cambiar lentamente.  Se va haciendo adulto.  Ocurre el primer beso.  La menarquía (primera menstruación) y la espermarquia (primera eyaculación) El primer contacto del sexo genital, para muchos y muchas. Estas fantasías son las compañeras de camino hasta la muerte.  Tan constantes, como el minutero del reloj.   ¿Qué sucede si las interrumpo?

Los adultos saben perfectamente qué sucede en esta etapa.  Se asustan que los menores dejen de ser niños y niñas.  Intentan controlar estos pensamientos.  Desean controlar y, para lograrlo, aplicaron métodos tradicionales como: recomendar las prácticas deportivas, aplicar muchas responsabilidades, duchas de agua fría, confesiones si son creyentes.  Porque, así fueron entrenados los mayores.  El cerebro que está en su mejor etapa, ensayando para las relaciones adultas, aprende a cortar el algoritmo de las fantasías, que producen placer.  Aprende a interrumpir el curso del placer como práctica normal de nuestro organismo, con ese tipo de métodos impuestos por los adultos.  La psicología de la persona que interrumpe las fantasías se entrena para no disfrutar del placer de los sueños.  Toda fantasía que cause placer, asusta y se oculta, para protegerse de la mirada inquisidora del adulto.  De ahí, la inseguridad de hablar de las fantasías con la pareja, de compartir los placeres del cuerpo con otros y otras. Además, vuelven una y otra vez, después de cada interrupción, cuando se encuentra relajada, con mucho más carga en su contenido, creando preocupación y ansiedad, en la persona. La pornografía, en el caso de los varones,  se convierte en el uso oculto de excitación artificial, para motivar la excitación sexual con quienes se ama.  Suple el vacío de las conexiones neuronales, a nivel límbico, sin llegar a la corteza cerebral. En las mujeres, las fantasías tienen algunos matices diferentes, por lo mismo que tienen más carga romántica, impuesto por la cultura en la crianza respectiva.

Se viene abajo el erotismo, con las prácticas tradicionales, por tratar de evitar que las fantasías sexuales hagan los suyo en los seres humanos, que están llegando a la adultez.  El erotismo es el trabajo psicológico de la dinámica aparición-desaparición, juego que se practicó desde que se era bebé.  El contenido erótico es propio de la fantasía, como un mecanismo de corticalización del placer.  Es la vivencia subjetiva de ver la desnudez de la persona por la que se siente atracción, pero al mismo tiempo cubrirla, culminando el proceso de la fantasía, por eso el poder de la seducción.  La pornografía no tiene erotismo.  Es un vacío en el cerebro humano.  La pornografía expone la desnudez, sin más, no la cubre.  El objetivo es la excitación inmediata.  No está hecha para el erotismo, mediador del afecto, ternura, placer intenso, que es interrumpido por los métodos tradicionales.  La exposición directa de los detalles de la desnudez, es el trabajo pornográfico.  En ese sentido, la sociedad se ha vuelto una "Sociedad Porno".  De ahí, las relaciones de la inmediatez que causa grandes decepciones.  Se aprendió a evitar las mediaciones e ir a los detalles de la desnudez directamente.  Se interrumpe la exploración relacional.  Cada vez, la fantasía ocupa el lugar del limbo, lo reprimido o la obsesión.  La creatividad, en las relaciones está fuera del alcance psicológico de los seres humanos, porque el erotismo se ha marchado para dar paso a las relaciones porno, triviales, líquidas, fraccionadas por la violencia de la exposición en todos los niveles de las subjetividades.  De ahí, el éxito de las redes sociales, donde se exige exponerlo todo, y de los reality show. ¿Qué hacer?

Dejar libre a la fantasía para que llegue a su final.  No interrumpirlo.  La psicología, producto de este trabajo cortical, tiene que culminar cuando la fantasía llega sin haberla originado intencionalmente.  Disfrutarla.  No interrumpirla.  Con ello, se habrá evitado la futura ansiedad que produce las relaciones afectivas y amorosas, expresado en miedos y desconfianza.  Se evita la falta de creatividad en las relaciones amorosas, familiares y vínculos de amistad. Se logra disfrutar del placer de vivir con otros y otras, amando con sinceridad. Para eso, es necesario respetar los espacios privados y los tiempos mirando al vacío, especialmente en la edad del inicio de los cambios hormonales.

Cuando termino de decir esto, los alumnos me miran de pies a cabeza.  No pueden creer lo que hasta aquí he dicho.  Y yo, me siento intimidado por sus miradas.  Entonces pienso en Eva, Francisco, Edisson, Maritza, Flor… aquellos rostros a quienes he escuchado sus historias para reivindicar el derecho a la fantasía, en busca de la madurez psicológica del placer en las relaciones interpersonales. Gracias Arthuro, por esta conversación. 
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BARTHA, R. (2010). Antropología del cerebro. La conciencia y los sistemas simbólicos. México D.F.: Fondo de Cultura económica.

DENEGRI, M. A. (2012). Obscenidad y Pornografía. Lima: Fondo Editorial Inca Garcilaso de la Vega.

GILLIGAN, C. (2003). El nacimiento del placer. Una nueva geografía del amor. Buenos Aires: Paidós.

HAN, B.-C. (2013). La Sociedad de la Transparencia. Barcelona: Herder.

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