Psicología, política y ética de la felicidad. Contra la Covid-19

 

Sucedió un mes de abril.  La gente emocionada hasta las lágrimas guardó silencio. Pensaron en la gran victoria.  Millones de seres humanos se salvaron ese 12 de abril de 1955.  Las campanas de las iglesias resonaron un largo tiempo, con tono de felicidad.  Jamás se había oído algo así.  Las bocinas sonaban sin parar, se sentía la felicidad por todos lados.  Se lloraba de alegría.  Se organizaron reuniones para hablar del tema, todos sonriendo, como si estuvieran embriagados de alegría.  Caminaban por la calle y se saludaban riendo.  Incluso la gente acudía a las Iglesias, según su creencia, a dar gracias a la divinidad.  Si veían niños en las calles los abrazaban con entusiasmo, gozo y esperanza.  Un espectáculo que movía la más honda de las emociones.  ¿Qué sucedió en esa fecha exactamente?

Mientras escribo estas líneas me acuerdo del niño Eder, de los Barracones del Callao, que llenó mi vida de mucha alegría, cuando lo atendí en la clínica donde estaba.  Sus ilusiones, el deseo de ser como su padre, que me partía el alma.  Caminaba con su manos y pies en el suelo.  No podía estar erguido, pero tenía la esperanza de ser curado.  Por eso, también me hace feliz esa fecha.  Lo mismo me sucedió al ver y escuchar a la gente cuando llegaba el primer lote de vacunas al Perú.  Pensaba en los doce mil voluntarixs peruanxs, que se ofrecieron hace meses atrás para que prueben la vacuna en ellxs (RUIZ LEÓN, 2021).  Y es que la felicidad es la expresión ética por excelencia en el ser humano, porque se hace políticamente lo correcto.  La ética sin las emociones es letra muerta (CAMPS, 2011), como también lo es la p política cuando se aleja de las necesidades de los ciudadanos.  Pero ¿Qué fue lo que sucedió ese día de 1955 y qué tiene que ver con la alegría del primer lote de vacunas que llegó al Perú?

No he dejado de pensar en los líderes políticos que están en contra de la vacuna, intentando opacar esta felicidad.  Es como si quisieran encarcelarnos a todos en la desgracia, como nos tiene el trabajo y estudio virtual, donde nosotros mismos somos nuestros propios amos y esclavos, llegando a la autoexplotación hasta caer en la ansiedad generalizada, depresión o el síndrome de burnout o quemado (BYUN-CHUL, 2014).  Este tipo de sistema político neolliberal que debería ser aborrecido con todo nuestro ser, porque de eso trata la ética y la política: despreciar lo que es nocivo y dañino al otro.  Contra ello celebrar, como aquel abril de 1955.  Ese día brindaban y perdonaban hasta sus enemigos, de la emoción gozosa.  ¿Pasó algo similar a lo que vivimos?

Ese día 12 de abril de 1955, nunca lo olvidemos, porque el nombre de Jonas Salk se mencionó por todos lados.  Todo inició con un grupo de científicos, certificando que la vacuna que ese científico había descubierto evitaba a la humanidad de padecer la poliomielitis.   Edder jamás hubiera tenido caminar como nuestros ancestros, con manos y pies en el suelo, si se hubiera puesto la vacuna de Jonas Salk.  Por eso, se lloraba de alegría aquel día.  La ética, política, psicología de la alegría, juntas para celebrar el bien común.  He vivido 23 años con cientos de niñxs y jóvenes que padecían la polio, por no haberse vacunado.  He visto y conozco sus sufrimientos en las Clínicas de San Juan de Dios del Perú.  Entiendo el tributo que le merecemos a Jonas Salk. Más tarde Maurice Hilleman (1919-2005), descubrió ocho vacunas más; Grace Elderin (1900-1988) y Pearl Kendrick (1890-1980), descubrieron la vacuna contra la tosferina (PINKER, 2019), solo por nombrar algunxs.  Así como el tributo a los científicos que hacen posible la vacuna contra la Covid-19, que ayer llegó al Perú y que me emociona hasta las lágrimas, por las personas que acompaño en las pérdidas de los seres que han amado.  En la soledad y orfandad que han quedado muchxs.  La ética, nuestra ética, se expresa en la felicidad de lo políticamente correcto.  Cuando la política y ética no están juntas, entonces estos acontecimientos se critican y hasta se desprecian.  Esos sentimientos adversos degradan la humanidad y a la ciencia en su totalidad (MULET, 2015).  Mi abrazo sincero, emotivo, gozoso a los 12 mil peruanxs que se ofrecieron a que la vacuna de Sinopharm y el Instituto de productos biológicos de Beijín fuera probada en sus cuerpos, para venir con bombos y platillos a dar inicio del fin de una epidemia que no debió hacernos sufrir tanto, con un sistema neoliberal que tiene que cambiar de raíz para que esto jamás vuelva a suceder.  ¡Jamás!  ¡Nunca más que alguien muera por no tener una cama donde ser atendido o por ignorancia científica!  ¡Viva la Ciencia! ¡Viva el Perú!

Imagen del bocon.pe
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BYUN-CHUL, H. (2014). PSICOPOLÍTICA. Barcelona: Herder.

CAMPS, V. (2011). El gobierno de las emociones. Barcelona: Herder.

MULET, J. (2015). Medicina sin engaños. Todo lo que necesitas saber sobre los peligros de la medicina alternativa. Barcelona: Planeta.

PINKER, S. (2019). En defensa de la Ilsutración. Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso. Bogotá: Paidós.

RUIZ LEÓN, A. (08 de febrero de 2021). Jugodecaigua. Obtenido de jugodecaigua.pe: https://jugodecaigua.pe/vacunese-con-este-kit-antidudas/

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