Billy; Psicología de la amistad.

Yo hubiera querido hacer de este silencio el muro donde pierda mi estrella de deseos Mi terquedad celeste de asirte por el alma y por el sueño Mi hermosa locura de llamarte con el arpa de la lluvia
Desde que lo vieron en el primer trabajo importante que tuvo, el jefe lo llamó Billy.  En memoria del vaquero de la década del 80.  Había pasado cerca de 10 años cuando abandonamos el Colegio.  “Todos en el trabajo me llamaron así.  Te recordé, amigo mío, durante todos esos años.  Cuando en los patios de recreo caminabas charlando con los amigos de siempre.  No te gustaba el fútbol, pero sí hablar mucho.  Caminando en la intimidad.  Por eso, al verte hoy, lo primero que Roberto dijo que recordaba las caminatas, dando vueltas por el extenso colegio, junto a César y a ti, hablando de cuestiones existenciales.”  ¿Qué queremos decir con eso?  No tengo ni la menor idea, pero recuerdo perfectamente, esos espacios de intimidad, no por lo que hablamos, sino por el calor humano de sentirnos uno.  Como ahora, en este reencuentro.  “Por eso, te recuerdo amigo mío.  Me casé.  Mis hijos ya están grandes.  Con el amor de mi vida, he luchado unos años contra el cáncer.  Te lo cuento, porque tu nombre estuvo presente esos largos años de trabajo: ¿Sabes cómo les llamaron a mis hijos mis colegas del trabajo?”

Yo hubiera querido ser para tu pecho el último naufragio que se apaga en tus olvidos El sueño que se hunde entre las aguas de su llanto Un juguete muerto que se pierde en un barranco de tristezas

“A mis hijos le pusieron Billy, al varón, y Billita a la mujer.  Todos fuimos Billy’s.  Es tu nombre amigo.  El Colegio y nuestra amistad, son parte de esta historia.  Quiero contarte esta historia, porque estuviste en mi memoria.  Todos los Billy’s luchamos contra el cáncer de quien era el tronco de mi familia.  Ella nos preparó para su ausencia.”  Quizá a esto nos referíamos en aquellas caminatas hablando sobre cuestiones existenciales.  Mientras habla, escucho al poeta nuestro, Jorge, hablando y recordando al gran Lelis.  Me comenta que ahora está en Francia.  Entonces, imagino a Lelis recorriendo los pasos de su hermano, el artista de Latinoamérica, muy reconocido en la década de los 80.  Recuerdo, que cuando su hermano llegó a Perú de Paris, fue injustamente detenido, como todos los artistas en aquel tiempo.  Nunca se le probó nada, ni fue sometido a juicio.  No había nada que probar, ni cómo iniciar un proceso.  Fue asesinado, por orden de Alán García Pérez, “¿Te acuerdas?”.  Estoy mirado el rostro de Lelis, nuestro profesor, y su madre.  Yo vivía cerca a su casa, en Catacaos.  Estoy mirando las pinturas en su casa, que parece un museo de arte indescriptiblemente hermoso.  Aquí estamos, amigo mío, junto a los otros amigos de toda la vida.  Abrazándonos. Queriéndonos.  Permitiéndonos ser felices.   David, burlándose de Victor.  Lucho, preguntando del trabajo en las comunidades campesinas de la sierra. Pepe, con la novedad que quiere regresar a vivir a Piura… No podemos dejar de reírnos, ni preguntarnos sobre “cuestiones existenciales.”  Es indescriptible ver los ojos de cada uno y fluir en recuerdos hermosos, como la copia que se tragó el Mono, cuando se acercaba el profesor, en pleno examen final.  Rafael hablando de sus nietos, con la misma pasión con que se reía de todo, en nuestra adolescencia.  El chino cantando para nosotros, junto a Eduardo.  Estoy impresionado por el calor humano, por el cariño de toda la vida.  Afecto.  Ternura.  Cohesión emocional. Anibal, y la pasión por su trabajo en el hospital Santa Rosa.  Chiroque con la cámara en mano, no puedo escribir más que esto de él, por orden suya.  Gerardo y su trabajo en Sullana… Pero yo, doy vuelta en mi cabeza, cómo fue eso, amigo mío, con lo de tu esposa.  Me atrevo a preguntarte: ¿Qué pasó?
Y ni tú ni yo podemos contra el fuego aunque una espalda sin fin hoy tumbe nuestros ojos.
“Cuando ella se fue, estábamos preparados.  Mis hijos me dijeron que no los abandonara nunca.  ¿Cómo imaginas Billy que yo iba a ser eso?  Antes, ellos sé que me abandonarán momentáneamente…”  Entonces me dices mi nombre y no puedo dejar de emocionarme, haber sido parte de una historia bella en tu vida, amigo mío.  Billy, soy yo, eres tú.  ¡Somos nosotros!

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CASTILLO FAN, J. (2006). ensayistas.org. Obtenido de Proyecto Ensayo Hispánico: https://www.ensayistas.org/curso3030/textos/poesia/silencio.htm

Gutiérrez. (31 de Agosto de 2019). Encuentro 35 años de la Promoción. Colegio San Ignacio-Piura. inédita. Piura, Piiura, Perú.


LEWIS, M. (2017). Desahaciendo errores. Kahneman, Tversky y la amistad que nos enseñó cómo funciona la mente. Barcelona: DEBATE.

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