Nuestro pueblo, desde la psicología de Roxana


Estoy apurada en la calle, viendo la hora.  Angustiada en volver pronto a casa.  Veo las cosas rápido para que el tiempo no me gane.  Es algo que ya lo tengo muy metido dentro de mí, desde hace más de 30 años de casada.  Tengo nueve hijos.  Todos ellos están grandes, pero no puedo quitarme ese sentimiento de volver a mi casa pronto, porque él, mi esposo, se molesta.  Me grita. Piensa mal de mí.  Se convierte en una tortura escucharle sus reproches.  Tengo más de 53 años y me siento como una niña asustada por desobedecer a sus padres...
No puedo dejar de observarla.  En psicología llamamos motivación reactiva, a todas aquellas acciones o comportamientos, que se ciñen a un patrón infantil de obedecer mandatos, de acuerdo como nos indican los demás.  Estar en función de alguien externo, para que todas las acciones que realice giren en torno a alguien externo a mí.  Puede ser dinero, lugares o personas, que rigen todo el comportamiento.  Siento en el fondo que, Roxana, tiene todas las características de esta motivación reactiva, primitiva.  Quizá resume todo lo que nuestro pueblo vive también.  ¿Qué otros indicadores tiene el relato de ella, que se refleja en nuestro pueblo?
Tengo que esforzarme todos los días para darle la comida que le gusta.  Aunque yo sé que cuando la pruebe algo estará mal.  No espero ningún halago.  Siento ganas de gritarle, pero no puedo.  Mis hijos me ven llorar en la cocina.  No puedo decirles que en mi cerebro solo está las palabras e insultos que escucharé cuando venga a comer.  Aunque alguna vez me lleva a comer a la calle.  Tengo que mirarle a él o mirar mi plato.  No puedo mirar a otro lado, porque enseguida comienzan los reproches o insultos: “Te celo porque te quiero…”, me dice cuando llegamos a casa.  Cuando le recrimino diciendo que yo no lo celo, enseguida tiene la respuesta: “porque no me quieres…”.  Me va peor con los insultos.  Nada puedo decir que no esté en mi contra… 
Miro sus ojos y están muy húmedos.  A punto de expulsar lágrimas, desde lo más hondo de sí.  Observo que algunas veces intentó salir de esa motivación reactiva, para tener una de tipo autónoma.  Es decir, que surja de lo más profundo de ella misma, para hacer posible sus proyectos personales a largo plazo.  Eso sería una motivación adulta, pero se ha visto ninguneada y limitada.  Una especie de lavado de cerebro, para que todo su comportamiento gire en motivaciones externas, sólo a él.  Por eso, no puede salir de esa situación.  Es parecido a nuestro pueblo, cuando no se atreve a salir a las calles y expulsar a una autoridad por el ejercicio de su autonomía.  ¿Qué más ocurre en la vida de Roxana que se refleja en el Perú de hoy?
Cuando mis hijos varones se acercan a mí en el mueble, se acurrucan en mi hombro y yo les acaricio, él los bota de mi lado, para que no se hagan maricones.  Entonces, ellos tienen que estar quietos y yo no puedo abrazarlos, para que no los insulte.  Conmigo es suficiente.  Se siente como una tensión cuando está él en casa.  Trato de permanecer quieta para no dar pie a nada que pueda gritar y humillar.  Hasta ahora cuando está enfermo.  No pide favores, sino que exige.  Ya no trabaja, porque está enfermo, pero exige que le den todo.  No sé cómo decirle que ya no tengo ni para una papa.  Mis hijos tienen que traer una que otra cosa, para ayudar, pero ni eso considera.  Soy como su sirvienta o esclava.  En el hospital cuando le preguntan qué pastillas está tomando, le dice al médico, que me pregunten a mí, que yo soy la encargada…    
Entonces observo su ropa, con la que ha venido a consulta.  Tiene colores vivos.  No arroja una lágrima más, porque quiere concluir su relato.  Siento que está vestida como nuestro pueblo.  Comienza a erguirse en el sofá, porque lo que me va a decir es importante.  Algo, que nosotros en psicología denominamos, resolución de sus conflictos parentales, en motivación.  Es decir, cuando ha resuelto enfrentar al otro, que para alguien es autoridad, e imponer sus anhelos y organizar su vida a largo plazo.  Ese proceso es camino hacia una motivación adulta.  Así como, cuando nuestro pueblo se levanta para ir a la calle y expulsar a cualquier autoridad ya sea el Congreso o el Presidente, por encima de cualquier ley que lo pueda impedir.  Entonces, la miro fijamente, cómo se acomoda para erguirse y enderezar su columna y mirar de frente.  En ese momento, espero tener una respuesta a ese lenguaje no verbal que me está expresando.  Entonces, resume esta sesión, en lo que deseo escuchar como terapeuta:
Él ha muerto hace menos de cinco meses.  Me he quitado el luto.  Me siento mal, porque me siento bien.  ¿Me entiendes?  Falta quitarlo de mi interior.  Por eso, estoy aquí. 

-----

GONZALES SERRA, D. (2008). Psicología de la motivación. La Habana: Ecimed.

MUCHEMBLED, R. (2012). Historia del diablo Siglos XII - XX. México D.F.: Fondo de Cultura económico.

SELIGMAN, M. E. (2000). Indefensión. BARCELONA: DEBATE.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pensamiento adulto de la psicología de la "Resurreción"

Introspección en estas fiestas patrias; desde la psicología de la religión,

Adrián: Psicopolítica en tiempos inciertos.