Epifanía: “por otro camino”, desde Piura, Perú. (Mt. 2, 1-12)

Espero que ría la luz de tu vuelta; 
y en la epifanía de tu forma esbelta, 
cantará la fiesta en oro mayor”.
(César Vallejo – Noche Buena).

Mostrar algo.  Revelar algo que estuvo oculto.  La Epifanía es eso.  Para los creyentes está asociado a tres personajes principales en el relato, según Mateo: Los Magos, El Niño (Jesús) y María.  Por supuesto que Mateo no se refiere al Perú, como los poemas de Vallejo tampoco son exclusividad del Perú.  El arte en ninguna de sus epifanías tiene territorio.  Sin embargo, hay que entenderlas en su contexto, para que el mensaje tenga el valor que sus autores quisieron expresar.  Estoy sentado, contemplando como creyente, desde Perú.  Concretamente desde el norte de mi país, Piura. 

Los Magos, era personajes de Oriente.  Científicos dedicados al estudio de los astros.  Ellos podían descifrar los grandes acontecimientos de la historia a través del movimiento de los astros.  Elaboraban hipótesis y algunas comprobaban su veracidad otras no.  Los pobladores de aquella época confiaban en ellos, porque utilizaban los recursos que tenían en aquel entonces, con la máxima precisión posible.  Con esto nos traemos abajo el adjetivo que eran Reyes.  Mateo, no dicen en ninguna parte del texto bíblico que eran Reyes.  Es una falsa tradición, muy arraigada, que no se ajusta a la verdad del texto, ni de lo que quiso expresar Mateo.  Eran hombres de ciencia.  Ilustrados.  Personas de fiar para tomar decisiones.

No puedo dejar de pensar en tantos hombres y mujeres de ciencia, en el Perú, que intentan leer en los acontecimientos que vivimos, las señales que nos llevan a la solución.  Pienso en mis amigos y amigas, profesionales, con quienes me he reunido en el colectivo “Inundación Nunca Más”, desde Piura, para proponer, concientizar que los desastres naturales, como el Fenómeno del Niño Costero, pudieron evitarse los impactos y que aún estamos a tiempo de corregirlos.  Su labor titánica, desde la biología, la ingeniería, sociología, antropología, psicología entre otras áreas, están haciendo una lucha frontal, contra viento y marea, para que no nos engañen con acciones banales, nuevamente.  Pienso, en todos los colectivos, con gente de ciencia, que se han unido en los dos últimos meses en Perú, para ayudarnos a resolver la crisis nacional con los actos de corrupción desatados últimamente.  Aquellos hombres y mujeres de ciencia, desde todos los ámbitos, que están unidos para encontrar un camino de solución. 

El Niño Jesús, que nos narra Mateo, no necesita mucha presentación, ni para los lectores del siglo I, cuando se escribió este texto, ni para los lectores de nuestro tiempo.  Sin embargo, todos sabemos que el adjetivo que le pone Mateo es el de Mesías.  Es un adjetivo político-social.  Porque Mesías, significa un guerrero que viene a liberar al pueblo de Israel de los agravios que sufre por el Imperio Romano.  Por eso, también se le decía el Rey.  Porque en la concepción hebrea el Rey es el ungido de Dios.  Un líder que empuja a su pueblo a la salvación de sus angustias.  Que lo llevaría al reino de Dios.  Sabían que Jesús nacería en Belén.  Pero, se lo imaginaban un guerrillero, fuerte, tremendamente poderoso, para enfrentar al imponente opresor Romano. Sin embargo Mateo, nos lo muestra todo lo contrario: en fragilidad de unos pañales y en una indigencia tremenda.  Tanto es así, que cuando lo ven los Magos, no solo confirman que es el Mesías, sino que le entregan regalos, para fortalecer esa fragilidad y testimoniar que Él, indudablemente es el Mesías.  Esta escena, para los lectores del siglo I, fue asombrosa.  Hasta dudosa, diría yo.  Así lo quiso presentar Mateo.  Por eso, llamó tanto la atención este relato.  Hoy, ese impacto se ha perdido, por los mitos que hemos impregnado.  De ahí que el poema de Vallejo, nos parece tan mundano, pero que sin embargo está más ceñido a lo que quiso decir Mateo, por su impacto tan frágil.

Llegados a esta descripción del personaje Jesús del relato de Mateo, pienso en la fragilidad de Evangelina (BBC, 2017).  ¿Cómo alguien tan frágil puede salir de semejante situación?  Algo así, de asombroso fue el relato de Mateo, en el Siglo I, frente a la imagen del Niño.  Veo los miles de varones, mujeres y niños, en mi tierra, después de la inundación del río en Catacaos, mi pueblo. La fragilidad, la indigencia en lo más crudo de su realidad.  ¿Cómo es posible?  Era la pregunta de asombro y confusión, que nos hacíamos.  Más aún, cuando pasados los días, semanas, fuimos descubriendo que aquellas personas frágiles, no sabían leer ni escribir.  Comenzamos a ver la historia del Perú, desde otro ángulo.  Comenzamos hacer fuerza con las personas de ciencia, “magos”, para emprender la ayuda hasta el día de hoy: maestros, biólogos, sociólogos, psicólogos, entre otros, se inició un acercamiento, hasta nuestros días.  Es exactamente lo que quiso decir Mateo: La ciencia unida a la fragilidad humana. 

María. La madre del Niño.  Mateo, no habla absolutamente nada sobre la madre en este relato.  Solo la presenta.  Pero sorprende mucho, para el lector del siglo I, porque en un esquema mental patriarcal, la pregunta que surge espontáneamente es: ¿Dónde está el padre del Niño? Mateo lo ignora escandalosamente.  No lo deja entrar en escena.  Es la madre que observa, vigila, cuida, protege.  Un ser humano frágil, en medio de una cultura patriarcal, que tiene la misión de cuidar y hacerse responsable de otro ser humano frágil e indigente.  La responsabilidad como principio ético ineludible.  Esa es la Madre.  No hay más.  Los lectores del siglo I, se quedaron boca abierta, con este relato tan fuera de serie, para su tiempo.  Porque es ante estas dos fragilidades humanas: Niño y Madre, que los hombres de ciencia, se arrodillan y adoran.  Es decir, que son la razón de ser de estos científicos.  Son la confirmación por donde tiene que ir encaminada su ciencia y no por otra vía.  Mateo se encarga de dejarlo muy claro en su relato.
(foto Noticias Navarra)
Cuando llego aquí, me conmueve hasta las lágrimas ver a Evangelina, a los niños y mujeres de Narihualá, que me quitaron el sueño y mi arrogancia profesional, frente a la desgracia.  Que las calamidades pluviales no nos mojaron a todos por igual.  Estas fragilidades humanas, niños y madres, estaban en una loma, asustados, con hambre y terror, rodeados de agua.  La verdad, esa situación no ha variado en absoluto, mientras escribo estas líneas.   Me siento como los Magos, tratando de explicar a través de la ciencia, lo que no tiene lógica algua.  Donde solo cabe arrodillarse, en señal de solidaridad y lucha con ellos, para reivindicar su situación de indigencia total.  Eso es lo que quiso decir Mateo, a través del personaje María, para los lectores del siglo I, pero que es tan actual para este momento histórico del Perú. Todos somos frágiles ante la fuerza mayor de quienes nos gobiernan descaradamente corrupta, como lo que vivimos hoy.

Los contextos, en los que sitúa Mateo el relato son: El Reinado de Herodes, las estrellas en el Cosmos y Belén de Judea.  Para el lector del Silgo I, no era necesario que le explicaran mucho lo del Reinado de Herodes ni de Belén de Judea.  Ellos sabían que ese reinado era de lo peor en marginación y opresión a su pueblo.  Por poner un ejemplo, los romanos, en el reinado de Herodes, llegaban a los pueblos para cobrar sus impuestos y violaban a las judías, que iban a contraer nupcias.  Como señal de mando sobre el pueblo.  Con esta humillación hacia la mujer y los varones judíos, concedían el permiso de las nupcias.  Muchas quedaban embarazadas.  Otras, corrían al desierto a esconderse y vivirían humilladas conservando la virginidad como protesta.  Humilladas, porque en la cultura hebrea, no tener hijos era el desamparo y humillación total.  Belén era el lugar más pobre de la zona.  Nada bueno podía salir de allí.  Nadie imaginaría que allí sería el inicio del cambio de la historia.  Los magos, hombres de ciencia, lo confirmaron.  Por eso, Herodes mando matar a los niños, porque no quería que un “Mesías” le hiciera competencia.  Y menos alguien que venga de Belén.

A través de este contexto, que narra Mateo, veo todo lo que vino después de los acontecimientos del barro arrasador en la capital del Perú y las inundaciones en Catacaos. Hizo despertar al Gobierno para replantear sus estrategias.  Hasta hoy, después de 9 meses, seguimos esperando la ejecución de las obras de reconstrucción, que si no hubiera sido por los hombres y mujeres de ciencia, los “magos” de hoy, se hubieran ejecutado con robos y desparpajo, inmediatamente dos meses después de la tragedia.  Pero, pusieron la voz de alarma, y han tenido que replantearse los trabajos una y otra vez, porque había vicios corruptos.  Mientras tanto, muchos han muerto en el camino.  Pero en esta lucha el Gobierno decidió dejar de lado a los hombres de ciencia, Magos, para que no estorben en los procedimientos de robo sistemático al que están acostumbrados.  Allí ha explotado el caso Odebrecht y demás.  Los hombres de ciencia, al igual que los magos del relato de Mateo, han emprendido regresar por “otro camino”, para proteger al igual que María a la fragilidad humana, que es nuestra salvación.  Porque en Gobiernos corruptos y criminales, todos estamos en indigencia y fragilidad.

(Foto Canal N)
Es tan actual el relato de Mateo sobre la Epifanía, que en este momento no podemos dudar de estar al lado de lo frágil, indefenso, porque hay todo un sistema herodiano, por decirlo de alguna manera, que intenta aplastar.  Burlando con engaños: “ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo”.  Sabemos que eso no es verdad.  Los hombres de ciencia nos lo han confirmado, en el Perú.  Somos testigos de la traición y engaño de nuestro Gobernante y del partido político con amplia mayoría en el Congreso.  Y quien mandó a matar niños hoy goza de entera impunidad.  Y allí está la imagen frágil de aquellos que fueron las víctimas.  Emprender otro camino, al igual que los Magos, es unirse a la causa de los frágiles, de aquellos que no tienen más que su voz o silencio, para salir a la calle y mostrarse al mundo, como lo hace Mateo en su relato, como lo han hecho en estos días en mi país.  La sola presencia de nosotros con ellos, en las calles hará que la esperanza vuelva a nacer y creer que otro Perú es posible.  Por ello estaré este jueves 11 de enero, inspirado en la Epifanía, en un ambiente de paz y perdón, en las calles de mi cuidad, junto a varones y mujeres de buena voluntad, emprendiendo “otro camino”, por donde podamos cuidar de nuestro pueblo, cuidar de nuestra fragilidad, que está totalmente vulnerada.

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BBC. (17 de marzo de 2017). BBC MUNDO. Obtenido de bbc.com: http://www.bbc.com/mundo/media-39295159

DUQUOC, C. (2003). Cristianismo: memoria para el futuro. Santander: SAL TÉRRAE.

JOHNSON, E. A. (2005). Verdadera hermana nuestra. Barcelona: Herder.

KÜNG, H. (2014). Jesús. Madrid: Trotta.


KÜNG, H. (2011). Lo que yo creo. Madird: Trotta.

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