En memoria de Bryan, Percy, Miguel Ángel y Edison.

El comienzo de mes estuvo marcado por el reverso del feminicidio.  Es decir, maltratar al varón que parezca, desde la percepción pre juiciosa, débil como una mujercita.  Por eso, como parte del macabro espectáculo, esta trágica noticia, ha pasado muy rápido al olvido.

Como si la virilidad tendría que mostrarse con la fuerza bruta que los varones posean.  Así, nos dará la sensación de tener unas Fuerzas Armadas que nos brinden seguridad.  Esta manera de pensar es androcéntrica, mantenida en una estructura patriarcal.  En aquel fatídico viernes 02 de junio, fuimos testigos de la brutalidad del pensamiento primitivo de nuestras Fuerzas Armadas y de la estructura, aún vigente, del miedo a “parecer débiles”.  No importa, si esos soldados, que son el referente de masculinidad, eran inteligentes.  Eso no importa.  Lo que intentaron demostrar en plena luz del día, a todo el país, que lo que mantiene el orden y “status quo” es la fuerza, el aguante, el desafío, la dureza del cuerpo.  Así es, en cada individuo varón que se forme, como en los grupos que aspiran al poder político.  Por eso, tenemos un Congreso con una mayoría, con esas mismas características.  Tanto varones como mujeres, ponen por encima de todo, dichos indicadores como referentes de éxito.  Eso es androcentrismo. Sin el más mínimo atisbo de un razonamiento básico, trabajado intelectualmente: muestran su dureza y la verticalidad de su estructura para imponerse.  Hasta su mismo nombre colectivo es un claro indicador: “Fuerza”.

El feminicidio no solo se contempla en el asesinato a mujeres, sino también a las víctimas varones, que según los esquemas mentales, se parecen a ellas.  Esto se enseña en el colegio, siendo indiferentes al bullying sobre los niños nerd, que no patean, golpean o insultan en los partidos de fútbol o en las grescas fuera del Colegio.  Cuando se trata de colegios solo de varones.  Y cuando el colegio es mixto, no se respeta al varoncito que sale del colegio, y que aún no tiene enamorada, no insultó a nadie, y no se emborrachó en una fiesta, ni se “tiró” a más de una de sus amigas. 

¿Será por eso que el dolor de sus muertes, rápidamente, pasaron a olvido, igual que las miles de mujeres asesinadas en manos de varones?  Es tan parecido que, los responsables de esas muertes, tienen el campo abierto en las leyes, para evitar cualquier responsabilidad penal.  Nunca jamás el colectivo #ConMisHijosNoTeMetas hará una marcha a favor de la memoria de Bryan, Percy, Miguel Angel y Edison.  Muy por el contrario, unidos a un sector de la jerarquía católica y otros grupos cristianos, insistirán en traerse abajo el currículo escolar del Ministerio de Educación, que enseña a valorar la inteligencia de los seres humanos en las interrelaciones humanas, basadas en la equidad de género.  Porque, aun de forma primitiva, la estructura donde habitan es androcéntrica y patriarcal, aunque sigan haciendo sufrir a más familias, como lo vimos esos pocos días en las noticias nacionales e internacionales.  Ellos agrupan en su seno a grupos políticos como el de la mayoría de nuestro actual Congreso de la República. 
En memoria de aquellos miembros del Ejército Peruano, empecemos a evitar más muertes y apoyar iniciativas, a todo nivel, que pongan fin a tanto sufrimiento, en las interrelaciones humanas, que nos impiden salir adelante en nuestro país.



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Fotografía del diaro Correo.

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