Metáfora psicológica en Navidad. Perú, 2022

Mes de la navidad. Él no podía creer que vivía en un palacio. Lo confundían con “indio”, “cholo”, “ignorante”, “burro” que si no tiene de “Inga” entonces de “Mandinga”. Toda la corte lo miraba con desprecio. Él no sabía gobernar. Balbuceaba al hablar. Se escondía en un sombrero grande, como mis bisabuelos y abuelos. Campesino como algunos de mis familiares. Tampoco los habitantes del campo podían explicar cómo llegó a vivir en Palacio.

Hablaba como nosotros. Nuestro dejo. Los mismos “errores” que la corte no entendía. Cultivaba el agua como nosotros. Nadie sabía de qué hablaba. La corte comenzó a ver la forma de destruirlo. Gobernó con los suyos. Le traían grandes cantidades de dinero, como regalo y ofrenda al dueño del palacio. No sabía dónde guardarlo, ni él ni los suyos. Se acercaba la gente de la corte a pagarle para que los ponga a trabajar en altos cargos. “Gracias al Sacar” (TWINAN, 2008) le llamaban antiguamente. La corte sabía que ahora se llamaban sobornos. Quiso atender en su casa, donde llegaba gente bien vestida y la Corte lo obligó a ir a atender al palacio. Lo vigilaban para humillarlo. Nadie sabía lo que había pensado hacer y no lo contó. Lo descubrimos al final. 

La corte no encontraba la manera de sacarlo de Palacio. Se fueron a visitar al Rey del viejo mundo para decirle que un despreciable plebeyo había usurpado palacio. Pero no le hicieron caso a la corte y regresaron humillados, renegando entre ellos. Él seguía confundiendo las palabras en sus discursos. En la corte se reían con desprecio. Yo intentaba no reírme porque mis bisabuelos y abuelos, hablaban igual. Pero nunca imaginé lo que iba hacer con esa corte. Un día, los de la Corte se molestaron tanto, porque nada les salía bien para sacarlo. Decidieron denunciarlo una y otra vez, ante los carceleros. No podían. Se fueron a visitar otras cortes, pero no les hicieron caso. Cansados, lo arrinconaron. Él pensó en activar el secreto del reino. Nadie sabía. 

Una mañana, se levantó decidido. Puso las cámaras de televisión, antes de visitar a la Corte donde le iban a quitar el palacio. En las cámaras dijo que desterraba a la corte entera, a la experta en leyes del reino y todo lo iba a hacer nuevo. La corte se quedó muy molesta. El pueblo entero lo rechazó. Nadie le hizo caso. Todo siguió igual, porque así hablaba él, cosas que no se entendían. Pero la experta en leyes, molesta con el “indio”, “cholo”, “ignorante” y “burro” quiso atraparlo, aprovechando que la corte y todo el mundo estaba molesto con él. Habló con los soldados del palacio para que donde lo llevaran, vayan despacio hasta atraparlo. La Corte aprovechó para quitarle el palacio. Los soldados se pusieron del lado de la Corte y no le hicieron caso a él, que era su máximo jefe. Él salió despacito, sin saber que los soldados hablaban con la experta en leyes. Lo detuvieron en la carretera, con pretexto de los carruajes que había por el camino. La corte llamó al voto a todos los grandes pensadores del reino. Decidieron quitarle el Palacio. La experta en leyes se comunicó con los soldados, para que lo atraparan y esposaran. Lo llevaran prisionero y le leyeran sus derechos. Pero él, seguía siendo el dueño de palacio. Se olvidaron de quitarle el palacio por decreto. Bajó la cabeza ante la experta en leyes, dándose cuenta de que todo lo que hacía ella estaba mal, pero no había tiempo. Había que apresarlo. Nadie imaginó que él activaría el secreto del reino. 

La experta en leyes quiso arreglar todo después. Llamó a la corte, para decirle que le quiten oficialmente el palacio. Se habían olvidado de hacerlo antes que lo atrapen, como manda la ley. Se tuvieron que reunir de nuevo, porque habían encarcelado al dueño de palacio, como lo prohíben las leyes. La experta en leyes estaba apurada y con miedo. Los de la corte se dieron prisa, porque ya llevaba dos días preso el dueño de palacio. Lo herederos de mi bisabuelo y abuelos salieron a las calles a reclamar porque el dueño de palacio, nadie lo podía atrapar de esa manera, no contemplada en la ley. La experta en leyes, mando una carta apurada a la Corte. Los de la corte, apurados no firmaron el recibo de esa carta y apresurados decidieron quitarle el palacio. Pero él seguía siendo el dueño. Lo hicieron en la madrugada, para que nadie se diera cuenta. Nadie imaginó que activaría el secreto del reino. 

Más gente se unió al ver la maldad de la experta en leyes y la corte. Sacaron sus huaracas, armaron sus ponchos y salieron a gritar a las calles. La corte comenzó a elegir una dueña de palacio, cuando todavía era dueño él. La nueva dueña no sabía qué hacer y se movía de acuerdo con lo que indicaba la corte. Quiso disimular que devolvería el palacio. Pero nadie le creyó, por su amistad con la corte. Cada vez salía más gente a gritar. Hasta que, la experta en leyes, la Corte y la nueva dueña de palacio acordaron un nuevo plan de emergencia. Enviaron piratas para dañar todo en las calles y le echaran la culpa a los herederos de mi bisabuelo y abuelos. Los comenzaron a tildar de “vándalos”, “violentos” y “terroristas”. La experta en leyes sabía que cuando todos creyeran eso, los podía apresar a todos. Así lo hizo la nueva dueña del palacio. Mataron gente, para que asustaran. Les echaron la culpa que estaban destruyendo el reino. Los encarcelaron y los reprimieron. El dueño de palacio seguía prisionero. La experta en leyes sabía que estaba mal, pero entretenía a todos con los desvanes. La nueva dueña de palacio se ganó el desprecio de los que salieron a protestar. La corte apurada, aprovechaba para hacer leyes que lo modificaran todo, porque estaban pidiendo sus cabezas. Se juntaron con la experta en leyes, la nueva dueña de palacio y toda la corte en pleno. Decidieron liberar al dueño de palacio. ¡Liberaron al dueño de palacio! No se habían dado cuenta que ya había activado el secreto del reino. 

Pero eso, ya no estaban pidiendo los “indios”, “cholos”, “ignorantes”, “burros”, “vándalos”, “violentos” y “terroristas”, como la corte les decía. Pedían una nueva corte y dueño de palacio. También, que llevaran presa a la experta en leyes y a la nueva dueña de palacio. La corte comenzó a engañarlos con promesas, pero en ese momento se activó el secreto del reino: escucharon el grito estruendoso de Fernando (WALKER, 2015) en la plaza de armas de Cusco. Llegó a escucharse por todo el reino, desde tiempos remotos. Solo había uno que sabía descifrar ese grito. Se presentó ante todos y se sentaron a escucharle. Sus palabras eran mágicas y de esperanza. Se abrazaron, lloraron, mientras la experta en leyes, la Corte y la nueva dueña de palacio salían del reino, desterradas por un camino sin fin. 
Foto publicada por @ElmerAyala_PE 

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TWINAN, A. (2008). Vidas públicas, secretos privados. Género, honor, sexualidad e ilegitimidad en la hispanoamérica colonial (Primera edición ed.). México D.F.: Fondo de Cultura Económica. 

WALKER, C. (2015). La rebelión de Túpac Amaru, IEP. Lima: IEP.

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