En memoria de Inti y Bryan. Psicología del código ético Llankay, Yachay, Sonqoy.

 La psicología del sentimiento de culpa enfermizo irrumpe en una  persona cuando se le ha entrenado mentalmente, de manera constante, en un sistema de valores que no corresponden a la realidad.  Por ejemplo: No seas ladrón.  Ama sua, en quechua.  Esta disposición normativa, que es tan general, entra a tallar en el comportamiento de las personas, cuando se apropia de algo que no es suyo.  Para estar dentro de esta categoría, se necesita permanecer en silencio, a escondidas, la apropiación de algo que no le pertenece.  Por ello, su complemento valorativo: No seas mentiroso.  Ama llulla, en lengua andina.  Así las cosas, tener algo de otro dueñx y negarlo, es por lo menos infringir dos reglas fundamentales de convivencia humana, si así lo ha determinado la sociedad donde se vive.  Finalmente, si la persona se apropia de algo que no es suyo y, además, miente para no ser descubierto, necesita de otro imperativo psicológico y moral para cerrar un comportamiento no deseado.  Por ello, para que tengas lo que otro posee se debe trabajar, no ser ocioso.  Ama q’ella.  Si mientes, eres un ladrón.  Esto te hace un ocioso, desde esa perspectiva.  Ser mentiroso, ladrón y ocioso, son categorías negativas de una personas. Nadie desea serlo.  Todos estamos llamados a la virtud, exigencia de comportamiento hasta el extremo, para ser buenas personas no estar dentro de esas categorías.  Con ese tipo de normas, se cuida a la persona de ser libre de esos anti-valores. ¿Quién impuso esos valores?  ¿Por qué se normaron? ¿Qué comportamiento de las personas obliga a tener semejante código de conducta?  La respuesta es clara: es un grupo de personas mentirosas, ladrones y ociosas.  ¿Estas fueron las características de los pobladores del Imperio Incaico?   

Pienso en mis amigxs a los largo de mi vida, mientras comienzo el atardecer de mi existencia.  Viene a mi memoria los abusos de poder de la cual soy testigo desde que tengo uso de razón.  Es tan cercano aquel informe oficial que dio inicio a la toma de conciencia de lo que ocurría en mi país, en 1736 – 1744. ¿Qué decía?  Hablaba sobre los abusos que cometían los Corregidores, personas instruidas por los dueños de tierras para asegurar el “buen” comportamiento de los trabajadores.  Igualmente, las arbitrariedades de los Sacerdotes, quienes buscaban enriquecerse estando del lado de los dueños de tierras y entrenando “espiritualmente” a los trabajadores, para que sigan las normas de sus patrones.  También habla sobre los abusos de los Hacendados, para explotar a los indígenas (QUIROZ, 2016).  Ese documento se ocultó por mucho tiempo.  Como tantas realidades personales y sociales de nuestros pueblos, para no ver la realidad.  Me duelen mis paisanxs que para sobrevivir han tenido que superar el sentimiento psicológico de culpa de creerse mentirosxs, ladrones y ociosxs.  Tres características del poder político, en este momento en mi país.  Allí está el asesinato de Inti Sotelo y Jack Pintado, como testimonios. Hacernos creer que fueron muertos por ser mentirosos, ladrones y ociosos. Proyecciones, llamamos en psicología.  Es decir, que los grupos de poder trasladan lo que son a los súbditos, para no sentirse culpables de ser lo que prohíben sus “valores”. Por ejemplo: los padres castigan a los hijxs para que no mientan, mientras éstos ven que sus padres mienten.  El patrón castiga al peón por no trabajar, mientras el patrón come un buen jamón español viendo su película preferida, en todas las horas de trabajo.  Entonces, ¿esos tres elementos: ama sua, ama llulla y ama q’ella fue un código incaico o impuesto, de manera proyectiva, a nuestros antepasados?

Tenemos que liberarnos de esta carga psicológica alienante de pensar que el Imperio Incaico fue una sociedad de mentirosos, ladrones y ociosos.  No es originario.  Fue un código valorativo impuesto por los colonizadores para sacar provecho a la explotación de la riqueza (GÓNGORA PRADO, 2015).  Por ello, fue muy fácil para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asumir esos principios, por la propuesta de Bolivia (RPP, 2015). El poder vuelve apropiarse de unos principios que convienen a la explotación.  Por este sentimiento psicológico de culpa, mostramos este código como si expresara lo mejor de nosotros mismos, a través de la negatividad.  El pensamiento lógico es así: “no somos así, porque tenemos un código normativo que lo prohíbe”.  Lo legal, en letra, garantiza el comportamiento limpio.  Sabemos, desde la época de la Colonia que las leyes se hicieron para que las cumplan los esclavos, no los amos. Las protestas agrarias nos lo han demostrado, una vez más, este aspecto del desarrollo del juicio moral en las personas y sociedades, decimos en psicología.  Entonces, ¿Cuál es el código normativo de nuestros ancestros, por lo cual, nuestro comportamiento debería sentirse psicológicamente orgulloso?

Vuelvo a pensar en mis amigxs andinos, de la costa y la selva.  Aquellxs que trabajan día y noche para salir adelante.  Tienen conciencia de la explotación a la que son sometidxs, pero dan la vida por sacar adelante a los suyos.  Mueren poco a poco, con la felicidad de haber trabajado por los suyos: familia, pueblo, país.  Un principio que lo tienen claro: Llankay (trabaja).  Pienso en Alex, Modesta, Guillermina, Edelmira, Wilfredo, Yoel y tantos otrxs, amigxs míos.  A la par con su trabajo, intentan estudiar.  Hasta el punto que cualquiera los puede engañar con ofertas de estudios, como ha sucedido en el Perú.  El hambre por estudiar es una constante, como un principio que mueve la conducta de mi gente.  Yachay (edúcate).  Es una cuestión de educación informal y formal.  Aquella que se aprende de generación tras generación y la otra formal, que la imparten oficialmente.  Me han enseñado a vivir, sobrevivir, doblegar esfuerzos mentales para pensar de otra manera.  Aprendí con ellxs a valorarme y a ser feliz desde abajo.  Por eso, es imposible conocerlxs y no amar.  Sonqoy (ama).  La comunidad es la mejor expresión de amor entre ellxs.  Así como se aman, hacen lo propio con la tierra, la naturaleza. De ahí se deduce, que la palabra hipócrita es una persona iscay sonqo (doble corazón). Esa es su percepción psicológica ancestral, hasta nuestros días.  Los he visto llorar por todo.  Emocionarse por todo. La psicología de nuestro código de conducta ancestral es llankay, yachay y Sonqoy (GÓNGORA PRADO, 2015).  Trabaja, edúcate y ama.  En este atardecer de mi vida, puedo dar testimonio de mi pueblo, desde esos principios, por los que vale dar la vida y luchar por la prosperidad de mi país. 

Imagen de elbuho.pe

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GÓNGORA PRADO, M. (2015). LLANKAY, YACHAY, SONQOY. Valores históricos del pueblo en el Tahuantisuyo. . ALMA MÁTER, 171-190.

QUIROZ, A. W. (2016). Historia de la corrupción en el Perú. Lima: IEP-idl.

RPP. (14 de septiembre de 2015). rpp.noticias. Obtenido de rpp.pe: https://rpp.pe/lima/actualidad/ama-sua-ama-llulla-y-ama-quella-son-ahora-principios-de-la-onu-noticia-835474?ref=rpp

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