¡Libertad!; desde una colega en psicología


Estimada colega, Ana Estrada, el sentimiento que me trasmites es de amor a la vida, desafiando a lo desconocido: la muerte, como una alternativa que solo puedo comprender y acogerla, en la dimensión de nuestra estructura psicológica indigente.   ¿Qué quiero decir con esta última frase?  Que tenemos muchas necesidades humanas, más allá de las básicas: vestido, alimento, vivienda, estudios. Necesitamos también, para poder vivir, del orden, obedecer, responsabilidad, igualdad, jerarquía, honor, seguridad, riesgo, propiedad privada, propiedad colectiva, la verdad, arraigo y libertad.  Cada una de esas necesidades psicológicos, tienen su propia explicación en la vida diaria.  Quiero detenerme en lo que me inspira tu vida y propuesta, en este momento: la necesidad de libertad, en nuestra estructura psicológica. ¿Por qué?

Porque a través de tu petición para que tanto el MINSA como ESSALUD, establezcan protocolos para brindar una muerte digna para pacientes que, conscientemente, lo soliciten.  La pregunta que surge, desde el fondo de mi ser, estimada colega, ¿Cómo se puede ser tan libre desde tu diagnóstico y pronóstico?  Dado que llevas contigo una degeneración de tus músculos que van dejando paralizado todo tu cuerpo, de manera irreversible.  Tu pronóstico es una calidad de vida totalmente dependiente.  Puedo percibir, al igual que tú, colega, que la experiencia psicológica, del ejercicio de tu libertad, te convierte en la persona más saludable en este momento, porque nos abres un camino hacia la manera de gestionar nuestro sufrimiento y dolor.  Un camino psíquico pocas veces abordado.  Hemos puesto tanto énfasis a la vida, de manera muy obsesiva, que los profesionales de la salud se han olvidado que todos sus procedimientos tienen limitaciones del esfuerzo terapéutico (LET).  Hagan lo que hagan, los profesionales de la salud, en muchos casos, el pronóstico llevará al deterioro y la muerte.  Frustración.  Desesperanza.  Autoculpabilidad. Son los sentimientos negativos que surgen, en el interior, por una mala percepción de la práctica médica, cuando tienen que luchar eternamente contra un "enemigo": la muerte.  En el fondo, el deseo ficticio de la vida eterna, aquí y ahora, subyace a esta lucha.  Por ello, tu propuesta, estimada colega, va por la libertad de estos sentimientos para todos los profesionales de salud también.  Surge otra interrogante, ¿Qué es lo positivo, psicológicamente, desde tu propuesta, para los profesionales de salud?

Qué por fin, se está poniendo un límite a la medicina defensiva.  Aquella que ha hecho del profesional de salud huya de las denuncias judiciales, porque no nos hemos puesto a deliberar las peticiones de los pacientes ante sus sufrimientos.  Sino vemos todo procedimiento médico como una lucha parecida a la percepción psicológica: vida contra la muerte.  Todo el que no impide la muerte es un asesino.  Así hemos hecho de los profesionales de la salud amigos y enemigos, ante ese prejuicio psicológico, como pensamiento automático.  Nos hemos olvidado de la libertad que tiene un paciente, para proponer y tomar decisiones en conjunto, sin que se sienta nadie amenazado ante la ley.  Por ello, te estás moviendo en el Consentimiento Informado (CI).  ¿Qué significa esto?

Significa que estás asumiendo la libertad de tomar decisiones, después de estar informada del proceso, con el sufrimiento que esto te genera.  Das tu consentimiento, para poner fin a la vida, para gestionar tu muerte, de manera digna.  ¿Qué significa dignidad, en este caso?  Que todo nuestro cuerpo viene formándose desde el útero, con sus particularidades, o durante su desarrollo posterior.  Cada uno en su historia biológica personal.  Se le llama ontológica, porque tiene que ver con cada ser.  Nacemos con una fecha de caducidad que podemos gestionar, sin prejuicios, a lo desconocido que acogemos, como la muerte.  Al igual que gestionamos la vida, a la que hemos intentado dominar, controlar, también con nuestros prejuicios patológicos, que con ayuda de la psicología, vamos dando sentido liberador de estos paradigmas, en esta necesidad de la estructura psicológica de la humanidad.  Sin embargo, ¿Qué dice la ley actual respecto a tu petición?

fotografía de wayka.pe
Si bien es cierto, la ley general de salud 26842, manifiesta en el artículo 4°, que ningún paciente puede ser sometido a tratamiento sin su consentimiento.  Es decir, que puede rechazar el tratamiento.  Sabiendo que los resultados de dicho tratamiento no variará en nada el curso final de su proceso final de la vida.  Inmediatamente nos remite al código civil y penal.  Entonces, los profesionales de la salud, entran en confusión y pocas veces se utiliza este derecho del paciente.  Entonces, el paciente queda, psicológicamente, frustrado no sólo con su padecimiento sino también en su libertad. Coactado en su autonomía para decidir sobre el sufrimiento que le causa su estado de salud.  Con sufrimientos indecibles.  Nos hemos olvidado de la psicología del sufrimiento y de la ética desde la biología, que puede abrir caminos al aparato jurídico.  Necesitamos plantearnos entre profesionales, a respetar este ejercicio psicológico de la libertad de gestionar nuestra vida y muerte, en esas condiciones.  El código penal, que impide hacer uso de la libertad, en el Consentimiento Informado, a los pacientes, es el artículo 112, está siendo interpretado con un lenguaje que ya no usamos los profesionales de la salud, ni en ética, menos en psicología.  Se refieren a actores pasivos y activos, para hablar de lo que estás solicitando.  El único lenguaje consensuado que usamos hasta el momento para decir muerte digna, es eutanasia.  Es decir, buena muerte.  A través del Consentimiento informado.  Un término asumido en nuestro lenguaje bioético, para todos los profesionales de la salud.  Sustentado en la declaración de Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (2006).  Abrir este espacio, estimada Colega Ana Estrada, solo tiene explicación de tu profundo amor por la humanidad, en solidaridad con todos los que sufren.  Este espacio psicológico solo se entiende desde la psicología de la libertad y de un estado de salud psicológica, más allá del cuerpo.  Muchas gracias, por el coraje de llevar esta experiencia de amor por la que vale seguir luchando, como lo vienes haciendo.
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