Historia psicológica del "falo"


El primer varón que se somete a un trabajo de parto, según la tradición mítica hebrea de uno de los relatos del paraíso, es Adán.  Curiosamente parió una mujer, Eva.    Los griegos también tienen una tradición mítica similar, al respecto.  Zeus, dios varón, parió también a una mujer, Atenea (Minerva).   ¿Por qué las personas acogieron estos mitos como verdades absolutas?  Una de las razones es que los Sapiens pueden dominar grandes masas, gracias a la capacidad neuropsicológica de inventar este tipo de relatos.  Eso es lo que fundamentalmente nos diferencia de otras especies.  Pero, estos mitos ¿Tenían alguna base científica, como para darle un poco de credibilidad?  Claro que sí. 

El padre de la medicina, Hipócrates, en uno de sus tratados, explicaba con lujo de detalle cómo es que se producía el esperma.  Según este tratado, esta sustancia espumosa, se refinaba en primer lugar en la sangre.  Luego, pasaba por el cerebro.  A partir de allí, continuaba su recorrido hacia los riñones y los testículos.  Llegado al pene era esparcido para crear nuevas vidas.  De ahí que, los riñones era un órgano tan importante, como lo es el cerebro ahora.  En este recorrido los fluidos de sangre y agua, eran suficientes para producir esperma.  Durante su recorrido, se unía con el espíritu del varón y estaba listo para dar una nueva vida al mundo.  En este pensamiento centrado en el varón, la mujer solo era un depósito del líquido seminal.  De ahí, que era posible que un Adán pueda parir a Eva de una parte de su cuerpo, sin ningún problema.   Aunque este relato mítico fue escrito mucho antes de este tratado, ya estaba en el ambiente.  Se consolidó para el siglo I, con toda la normalidad del mundo.  Igual, nadie se hizo problema ante Zeus que pariera a Atenea de su frente.  Era totalmente normal y estaba dentro de los esquemas científicos de la época.  ¿Cuáles son las repercusiones psicológicas de estos relatos míticos, para la psicosexualidad?

Al tomarse como relatos veraces, sin lo que conocemos hoy como evidencia científica, dadas las grandes limitaciones de la época, la humanidad tiene asumido en sus genes que el varón tiene una potencialidad única e inigualable para el futuro de los Sapiens.  Gracias a estos mitos, la psicología freudiana dio mucha importancia al “falo” (pene).  Por eso, la psicología freudiana en sus inicios históricos, su teoría es considerada machista.  En el psicoanálisis inicial el “falo” se instaló en el inconsciente colectivo como poder, dominación, y con gran capacidad para dar vida.  Incluso se llegó a afirmar que la mujer padecía un trauma psíquico de origen, por la “envidia al pene”.  Por supuesto, esto se ha ido superando en las ciencias médicas y de la psicología, pero la evolución de la neurociencia no se da un día para otro.   ¿Cómo fue asumida esta psicología, en la religiosidad del cristianismo, desde occidente?

 Para los lectores cristianos del siglo I, esto no era ningún problema este mito, porque estaba basado en la ciencia.  Por eso, la pasión de Cristo, la narraron de tal manera que pareciera que Cristo era un novio, que durante su pasión estaba consumando una boda.  Ellos, podían entender perfectamente, que al colocarle una corona al líder de los cristianos, era muy parecido a cualquier hebreo que se preparaba para una boda.  Cuando le pusieron la capa, era el mejor símbolo que expresaba la consumación de un varón en su día nupcial.  Y al presentarlo como Rey, no cabía la menor duda, que todo varón en sus nupcias se convierte en alguien que da vida, a través de sus fluidos seminales.  Por eso, al insertar la lanza en su costado sale sangre mezclada con agua.  Los lectores del siglo I, sabían que es líquido era el origen de la vida, como tantos relatos míticos.  De ahí, que los primeros teólogos del cristianismo, afirmaban sin dudarlo, que en ese momento nació la Iglesia.  Así se ha entendido siempre en los fundamentos de la teología cristiana.  El sexo y la sexualidad, jamás fueron un problema para los primeros cristianos, antes de Roma.  Esta reflexión mítica, trajo serias consecuencias en la estructura institucional, en la psicología organizacional de las iglesias cristianas, que hasta hoy no pueden liberarse.  En el siglo I no existía este tipo de problema psíquico de su religiosidad.  ¿Por qué es importante saber toda esta historia?

Porque nuestra salud psicológica depende mucho del tema psicosexual y de liberar a la ciencia de prejuicios.  Por estos relatos míticos, que influyen en la ciencia, religión y moral, la ciencia avanzó a pasos lentos.  Lo tenemos en nuestros genes y la evolución no avanza hacia donde debe llegar.  Tuvo que pasar siglos para saber cómo funciona la sexualidad femenina.  Al punto que cuando el médico científico Paúl Ehrlich, inventó el salvarsán, primer medicamento contra la sífilis, la enfermedad venérea que mataba en masa a los europeos, fue difamado y muy criticado.   Sin embargo, desde que unos varones médicos-científicos, Djarassi, Miramontes y Rosenkranz que trabajaron con muchas mujeres, durante años, pudieron dar como resultado los primeros anticonceptivos, la historia es otra, en las cuestiones de género.  Las mujeres comenzaron a completar esta evolución de las neurociencias, hasta nuestros días.  Hoy no se entiende una estructura de ingeniería, medicina humana, psicología y otras ciencias, sin la dimensión de tomar en cuenta el otro fluido seminal, aparte del varón.  ¿Necesitamos desterrar estos mitos?

Por supuesto que sí.  Necesitamos nuevos mitos, que se basen en las ciencias, como aquellos, para seguir evolucionando.  Ahora estamos frente a una nueva religiosidad que nos desafía a encontrar otras maneras de mirar nuestra psicología: la religión de la data.  No es una cuestión de varones o mujeres, sino de Sapiens, frente a nuevos desafíos por nuestra salud psicológica y sobrevivencia.
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FEHRIBACH, A. (2001). Las mujeres en la vida del Novio; Un análisis histórico-literario de los personajes femeninas en el cuarto Evangelio. Bilbao: Desclée de Brower S.A.

HARARI, Y. N. (2017). Homo Deus. Lima: Debate.

MULET, J. (2015). Medicina sin engaños. Todo lo que necesitas saber sobre los peligros de la medicina alternativa. Barcelona: Planeta.

PELAJA, Margherita - SCARAFFIA, Lucetta. (2011). Dos en una sola carne. Iglesia y sexualidad en la historia. Madrid: Cirsitiandad.



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