Ángel; somos estructura psicológica indigente

Dennis, no puedo quitarme de la cabeza lo que me acabas de contar: te llaman del hospital Honorio Delgado, para decirte que uno de los amigos indigentes, el cual visitas por la madrugada, está acuchillado y quiere hablar contigo.  ¡Con nadie más! Te diriges al hospital y encuentras a Angel, en la cama, que te espera ansioso.  Dos policías afuera, esperando el fin de la conversación entre ustedes. ¿Qué quiere contarte Angel, que no se atreve decir a los policías, ni al equipo sanitario?

Angel recibió la visita de Yola, Filemón y dos más, en la madrugada.   Antes de salir a “trabajar”.  La casa de Angel es la calle y sus dormitorios quedan bajo los puentes.  Son los invisibles de la ciudad.  Te cuenta que se puso a beber con su visita y cuando se disponía salir, Yola se abalanzó sobre su espalda y le clavó una puñalada.  Sus amigos no hacen nada, por ayudarle.  Solo observan los hechos.  Él tiene que avanzar, sin zapatos, como puede, hasta llegar al terminal terrestre.  Ensangrentado.  Unos policías van a su auxilio, espantados por la escena.  Lo llevan al hospital.  Angel permanece mudo.  Solo pide hablar contigo de lo sucedido.  No da más explicaciones.  A pesar de la delicada salud de Ángel, se hace respetar ante policías y enfermeras.  Su indigencia llevada al extremo, nos hace asumir que el uso de la autonomía requiere de coraje y carácter.

Siento miedo, amigo mío, cuando me relatas esta situación.  Lo que viene después desnuda, completamente, la estructura psicológica indigente en la que estamos envueltos.  Maslow, se queda pequeño entre las necesidad básicas del ser humano.  Angel, nos está demostrando, que existen otras necesidades psicológicas vitales, sin las cuales es imposible seguir viviendo.  Entonces viene a mi recuerdo los momentos en que surgió la idea de visitar a los indigentes de noche, en las calles de la ciudad, debajo de los puentes.  Las veces que conversamos con ellos.  Aquella amistad piramidal que fue creciendo, en vínculos perversos porque la sociedad no nos ha enseñado otra manera de relacionarnos.  Miro los rostros de los “mensajeros de la noche” y entiendo la terrible realidad psicológica de nuestra propia indigencia, aquella que nos hizo discutir, pelearnos, hasta quedar atónitos ante el relato escalofriante de Ángel.

Siento rabia, porque tengo necesidad de Orden. Donde quiera que esté necesito del orden, que conduzca como un hilo conductor mi vida, que todo esté en su lugar.  Por eso, Angel no quiso hablar con los policías ni enfermeras.  Cuando esta necesidad psicológica no es respetada, la calma se pierde.  Por eso, está tan tranquilo tirado en la cama esperándote, para contarte todo.  Hace uso de su Libertad.  Otro elemento de nuestra necesidad psicológica que necesita ser respetada y promovida.  Dependemos de la libertad o morimos todos acuchillados por la espalda.   Trago saliva con solo pensar la gran lección que me estás dando amigo mío, Ángel.

Admiro que hayas hecho uso de tu recurso psicológico de Obediencia, para ser llevado al hospital y esperar el momento para hablar.  Porque todos buscamos obedecer a alguien o algo, para encontrar sentido a nuestra vida.  No aquella obediencia ciega, absurda y opresora, sino aquella necesidad psicológica de dejarnos guiar por aquellos que amamos y confiamos.  Otra indigencia más de nuestra vida.  Sin ello, nos desplomamos hasta la muerte. Aquella necesidad que te surge de la Responsabilidad, para contarnos todo.  Nos exiges responsabilidad, para saber qué hacemos con tu relato.  Pienso en Yola, Filemón y demás amigos.  Pienso en los policías, que están esperando fuera de lo que se hable contigo.  La responsabilidad es una necesidad psicológica vital, que al vernos privada de ella, perdemos el sentido y direccionalidad.  Tenemos que seguir tu lección de vida Ángel y ver qué hacemos con tu relato, para respetar tu autonomía y ayudarnos en nuestra indigencia.

Al escuchar los sucesos, no has hecho más que ponernos en condiciones de Igualdad.  Posicionarnos en tu momento histórico.  De igual a igual.  Una necesidad psicológica que todos anhelamos.  Si no nos consideramos iguales, jamás podremos contar nuestras historias.  Quizá la carencia de satisfacer esta necesidad psicológica, ha hecho de nuestras relaciones un infierno, por eso la ansiedad ha invadido nuestros vínculos sociales.  Porque yo también Ángel, soy tan indigente como tú.

Respetas a la autoridad, porque tienes clara tu necesidad de Jerarquía.  Algo que cuando pasamos por alto, nos desequilibra emocionalmente.  Sabes que Yola se imponía en su liderazgo frente a tus amigos que observaron la escena.   Tú también respetas esa jerarquía.  Dennis también respeta tu jerarquía frente a la cama, como también de las autoridades que están en tu habitación.  Necesidad psicológica para ubicarnos en el sitio que nos corresponde. Entiendo, que el Honor, es una necesidad que estás clamando a gritos.  Necesidad que tenemos que salvaguardar con el silencio de tu relato.  No podemos ser expuestos, porque ello forma parte de nuestra estructura de la personalidad.  Comienzo a sospechar lo que pasará con Yola y sus amigos, cuando salgas del hospital.  Lo que pasará con nosotros, después de descubrir nuestra indigencia, aquella que nos negamos a asumir, haciendo de nuestra psicología una perversión para el abuso de nuestras relaciones.

Tu Seguridad es Dennis y los amigos “mensajeros”.  También nosotros necesitamos de esa Seguridad, como elemento vital para seguir con nuestra vida.  Un mínimo de seguridad para equilibrarnos mentalmente.  Como lo estás haciendo Ángel.  No podemos vulnerar tu seguridad, así como nos animas a hacer uso de ella con tu relato y sigilo.  Asumes el Riesgo, como una necesidad resuelta en tu actuación, ante esta tragedia.  Psicología de la estructura indigente de nuestra personalidad, para desarrollar toda nuestra capacidad de trascendencia.  Como lo estás haciendo ahora, estimado Ángel.
A veces, pienso Ángel, que la Propiedad Privada es un espacio psicológico que añoramos, como esta necesidad de ser escuchado por Dennis.  Poseer algo mío, solo mío, me hace crecer en la interdependencia.  Nadie tiene derecho a quitarme, aunque esto signifique mi propio Yo.  Igualmente la necesidad de una Propiedad Común, como el hospital donde te encuentras.  Las calles donde habitas. La amistad que nos envuelve.  Somos psicológicamente totalmente indigentes. 

Irónicamente nos estás revelando que la invisibilidad tuya y de tus amigos, es nuestro recurso de mecanismo de defensa, para no aceptar nuestra propia indigencia, porque la autosuficiencia nos está matando a cuchillazos por la espalda.  Sin asumir esta estructura psicológica de la indigencia, estamos cavando nuestra propia muerte, como la de Yola y Filemón, posteriormente.  ¡Los extraño amigos míos!
___
ARCE, D. (2018). Sopa de Piedra. Experiencias de la práctica psiquiátrica. Lima: Caja Negra.

FERRER, Jorge José, ÁLVAREZ, Juan Carlos. (2003). Para fundamentar la Bioética. Bilbao: Desclée de Brower.

FRANKL, V. E. (1997). Ante el vacío existencial. Barcelona: Herder.

TORRALBA I ROSELLÓ, F. (2006). Ética del cuidar. Fundamentos, contextos y problemas. Madrid: Fundación Mapfre- Institut Borja de Bioética.


TORRALBA ROSELLÓ, F. (2006). ¿Qué es la dignidad humana?; ensayo sobre Peter Singer, Hugo Tristram Engelhardt y John Harris. Barcelona: Herder.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pensamiento adulto de la psicología de la "Resurreción"

Introspección en estas fiestas patrias; desde la psicología de la religión,

Adrián: Psicopolítica en tiempos inciertos.