Los valores de familia y los bastardos.

¿Te acuerdas de mi tío Fulano?, también era un bastardo.  O, mejor dicho, expósito, de padres desconocidos, espurio, incestuoso o adulterino (TWINAN, 2008).  Cualquiera de esos sinónimos, le caía bien para insultarlo.  O, al menos, para dejar claro los límites de la familia y el lugar que ocupan en la sociedad. Valores de familia.

Por eso, la fidelidad conyugal, tormó parte de los valores prioritarios en la familia.  Porque de allí, dependía la forma como nos trataran en el colegio, sobre todo si era religioso, o en cualquier desempeño público, según la carrera profesional que podíamos escoger.  Para mi abuelo, éramos los “guerrilleros”.  Nada mejor para ilustrar lo que esto significaba.  Nunca supe si se refería a defender a la Patria o a la familia. Lo primero lo dudo, porque nadie de mi familia tuvo actividad política pública. Lo segundo, es más creíble.  Porque éramos varones y había que defender el apellido.  Pero,  ¿defenderlo de qué?

Ahora comprendo, por qué en 1787, Pedro Elefalde y Gabriel Muñoz, se metieron en un lío judicial de miedo, que duró más de un año, según narra Twinan (2008).  Todo se originó porque Pedro no saludó a Gabriel, anteponiendo el “don”.  Y es que, Gabriel era ilegítimo, aunque con dinero. No merecía ser llamado "don Gabriel". Tuvo que hacer un procedimiento largo y tedioso, que se denominaba Cédula de Gracias al sacar.  Solicitaba al Rey de la Corona Española, ser reconocido como legítimo, para poder ser llamado DON Gabriel.  No solo eso.  También, gracias a ese trámite, podía aspirar a estudiar derecho, medicina o ser cura.  Así como, ocupar cualquier cargo público. Estos procesos judiciales se encuentran a “montones”, como decía mi tía Coco, en los archivos de las Indias, en Sevilla.  Provienen de Cajamarca, Trujillo, Lima, Huamanga, Arequipa, y un largo etc.  Por eso, mi abuelo repetía mil veces: “mis guerrilleros”.  Porque era la escala de valores de familia, que le habían metido en la cabeza tanto la política pública como la religión imperante. Y murió creyendo eso.

Esa es la razón, estimado Renato, por la que no puedo dejar de agradecerte, públicamente, por las tantas veces que has repetido la palabra BASTARDO (CISNEROS, 2017), en tu última novela.  Has puesto fin, sin imaginarlo quizá, a una historia del Perú, basada en los valores inculcados desde un poder asfixiante, que agobia nuestras fuerzas en una pelea contra los molinos del Quijote.  Con este antecedente, podemos arrancar de cuajo el único modelo familiar obsesivo, inventado para despotricar, mancillar y excluir a un grupo de peruanos (¿latinoamericanos?) que hemos tenido que soportar una carga, hasta por demás, insulsa del mestizaje colonial corrupto. Tanto así, que se aceptó un modelo familiar fantasioso, despotricando otras formas de familia mayoritarias, que viven en el anonimato.

De ahí, el lío de Zaraí (ABC.es, 2002). Las amantes del dictador (TURPO RIVAS, 2012) y los consabidos maltratos a su mujer.  Igualmente la presentación del hijo del ex Presidente, intocable judicialmente hasta hoy, en homenaje a Francia (elcomercio.pe, 2010), aunque para ese tiempo ya no se hablaba de bastardos o ilegítimos en la legislación peruana, igual causó revuelo y vergüenza en Pilar, su “pareja presidencial”, como él mismo, desvergonzadamente, nombró al matrimonio de su contrincante en las elecciones presidenciales, y  que hoy está preso junto a su mujer, dicho sea de paso, aún no sabemos bajo qué cargos probados.   Todo este, “mosaico” de nuestra élite política, porta en sí los valores inculcados de la familia.  Mismo sermón de nuestro Cardenal y las organizaciones religiosas que lo siguen.

“Los guerrilleros”, decía el abuelo.  Ahora quiero imaginar que el campo de batalla tendrá que ser esos valores familiares, que han inculcado para oprimir o excluir, en un agüadito ético, que convenga a los grupos de poder.  Por eso, si queremos enseñar los valores, que sea aquellos que nacen del consenso de los bastardos o mestizos, o de aquellas regiones andinas, donde la fantasía colonial es un tema con el cual nos encontramos en constante guerra.  ¿A eso te referías abuelo?  O, quizá ¿al campo de batalla con tu propia conciencia, desde unos valores que jamás obedeciste en la intimidad?  En todo caso, es lo mismo.


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ABC.es. (19 de octubre de 2002). ABC.es. Obtenido de ABC.es: http://www.abc.es/hemeroteca/historico-19-10-2002/abc/Internacional/toledo-reconoce-a-zarai-como-su-hija-despues-de-una-larga-polemica_137020.html

CISNEROS, R. (2017). Dejarás la tierra. Lima: Planeta.

elcomercio.pe. (25 de junio de 2010). elcomercio.pe. Obtenido de elcomercio.pe: http://archivo.elcomercio.pe/politica/gobierno/alan-garcia-revelo-que-nombre-su-ultimo-hijo-homenaje-francia-noticia-500435

TURPO RIVAS, J. (16 de diciembre de 2012). republica.pe. Obtenido de republica.pe: http://larepublica.pe/15-12-2012/renace-el-viejo-hotel-donde-fujimori-fue-libre-y-feliz


TWINAN, A. (2008). Vidas públicas, secretos privados. México D.F.: Fondo de Cultura económica.

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