Adolescencia. Psicología de la exploración relacional.
Cuando jugábamos con un lapicero,
en nuestra niñez, y lo hacíamos volar como un avión ultrasónico de alta
tecnología, en combate contra fuerzas contrarias que venían atacando el planeta. Impartíamos órdenes al piloto, para pelear en
el aire, contra otra nave potente, era un lápiz que manteníamos en el aire, con
la otra mano. Esa experiencia fantasiosa se llama
inferencias desacopladas. La entendería muchos años después, cuando estaba en mis años
universitarios. Sin embargo, hoy estamos
sentados comiendo un chancho al palo, en el “Maná”. Un adulto, como yo, y dos adolescentes en las
puertas de la adultez, José y Pablo.
Hablando de otro tipo de fantasías.
Aquellas que exploran las relaciones:
La educación universitaria, si bien es cierto no se puede emplear una política de exclusión con los alumnos, entonces habrá que alargar los tiempos de estudio en las primeras etapas, para que esas inferencias no sigan siendo desacopladas de la realidad. No sigamos jugando con lapiceros y lápices, sino con la pasión que amerita cada una de las profesiones que escojamos. Porque la revolución es un proceso que no tiene por qué ser de la noche a la mañana…
Pablo está hablando, después de
un diálogo extenso de la fantasía de soñar un país mejor. Después de haber descartado la exclusión como
política. Desvío la mirada hacia el plato
que nos han servido en la mesa. Mientras
espero la reacción de José, quien observa por encima de sus lentes, para
lograr dar forma al razonamiento.
Imagino su cerebro trabajando a mil.
Imagino sus fantasías como el humo de una cocina a leña, elevándose
hasta la ventana más alta, hacia arriba siempre. Entonces una sentencia surge de sus labios:
¡Apenas me voy, y ya cambiaste de opinión!
Y es que la fantasía de adolescentes
es explorativa. No verdades
absolutas. Exploración emocional,
afectiva y física. En un momento pueden
ser ateos y, en cuestión de segundos, fervorosos creyentes, tan solo para
analizar y ver reacciones a su alrededor.
Ell@s son así. Mi adultez
consiste en abrazar esa etapa de desarrollo con intensidad, para sostener lo
mejor del ser humano: la capacidad de explorar nuevos mundos relacionales, la
necesidad imperiosa de salir al encuentro de “otr@s”, sin límite como la cocina
a leña. Un ensayo para las relaciones
adultas, sin obstáculo alguno. Para eso es
la fantasía en plena ebullición de las hormonas y la etapa de transición, que
hoy se expresa en la moda de la ropa rota, descocida, sin formalidad
alguna. Aquí estoy frente a ellos, dando
el espacio al placer de contemplación de lo que mi adolescencia no fue:
Ella dice que me ama. Seguro espera una respuesta, por una cuestión de mutualidad, pero yo no digo nada, porque no lo siento así. Estoy convencido que esta relación no va a ningún lado. Pero, hay que ver el tiempo…
Nadie elabora un juicio. ¿Por qué habría de hacerlo? Los miro sin la menor expresión emocional de
lo que acaba de decir José. Se miran frente
a frente. Una sonrisa de Pablo, es la
respuesta que recibe. Nadie sabrá jamás,
si esa respuesta es de afirmación, discrepancia o desacuerdo por la actitud del
otro. Tal vez, porque ha experimentado
lo mismo en otras dimensiones pasionales propias de la exploración del
amor. Entonces verbaliza una experiencia
que deja a todos en el mismo estado del humo que sale de la leña encendida:
Rosa tiene los mismos gustos que yo por la lectura. A veces exagera un poco. A comparación de la anterior, que nuestros gustos eran totalmente diferentes. Hasta fue ella la que me sugirió estar con Rosa. Tenía razón. No le encuentro ningún defecto. Ustedes pensaran que estoy exagerando, pero es la verdad. Es lo que siento.

Vamos a una discoteca normal. Donde todos bailen y nadie se cohíba de expresarse, bajo ningún motivo…
Sin más, arrancan su moto rumbo a
la dirección pactada. Y allí está el
local abarrotado de fantasía explorativa, en un mundo del que quizá no echa de
menos la desgracia de llegar a la adultez, despreciando lo más genuino de la
humanidad: la capacidad de fantasear.
Entonces ya no me fijo en el humo, sino en la leña; brasa ardiente lista
para incendiar el planeta. Al día siguiente, justo a medio día, leo un
mensaje en el whatsapp, como indicador de lo que viene:
Estuvo genial la salida, esperemos que se repita.
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DI SEGNI, S. (2013). Sexualidades. Buenos
Aires: Fondo de Cultura económica.
PAPALIA, Diane E. - MARTORELL, Gabriela. (2017). Desarrollo
humano. México DF: McGraw-Hill.
Comentarios
Nuestras fantasías,lo que realmente desarrollamos
A muchos le sería muy claro como para mi lo ha sido
Saludos billy