FIDEL CASTRO: Nostalgia y Alegrías. Nuevas utopías
Recuerdo el trabajo de investigación sobre el Frente
Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua (FSLN). Tenía 15 años, terminando el colegio en
Piura-Perú. Adjetivos como: pobres,
oprimidos, marginados y olvidados, pasó a formar parte de mi pensamiento y
proyecto de vida. Los ideales comunistas,
luego socialistas, para terminar en un pensamiento de izquierda, fue el hilo
conductor de mis rabias contenidas y alegrías por pequeñas victorias. No lo puedo negar. Es parte de mi adolescencia y juventud. Hoy, forma parte de mis convicciones.
En ese momento conocí la figura de Fidel Castro. Me enamoré de Cuba, que conocí años después,
contrariando todo mi pensamiento y utopía.
Imposible no relacionar el triunfo de la revolución cubana con el
surgimiento posterior del FSLN. 1959 fue
el nacimiento de la utopía para Cuba, con la promesa, en palabras de Castro: «celebrar elecciones generales para todos los cargos del
Estado, las provincias y los municipios en el término de un año bajo las normas
de la Constitución del 40 y el Código Electoral del 43 y entregarle el poder
inmediatamente "al candidato que resulte electo» en el evento de que su
movimiento llegase al poder (Wikipedia.org) . Por algún motivo, esta promesa, utopía, jamás
se realizó y pasó a engrosar la larga historia de dictadores y autoritarismos
de la historia latinoamericana y del mundo.
A diferencia de las dictaduras militares con ideología capitalista, esta
fue una dictadura comunista.
La utopía por la justicia, reivindicación histórica de los
oprimidos en Latinoamérica y fin de la pobreza absurda e impuesta a nuestros
pueblos, tuvo su inició en Fidel Castro.
Es indudable. Es su mérito. Como también, los logros frente a los avances
en salud pública para su pueblo, donde el mundo ha bebido de la sabiduría
médica. Consolidando la separación civil-religiosa en la forma de gobernar un
país.
La distopía, en contra de la libertad, solidaridad,
ciudadanía fue creciendo simultáneamente.
Desde aquella promesa democrática inicial, del líder cubano. Algo que, en el FSLN, se distingue claramente
desde su comienzo. La factura pendiente, que deja Fidel Castro a
su pueblo: colocar la producción de alimentos al alcance de los bolsillos,
conseguir el volumen necesario de inversión extranjera, la promulgación de una nueva ley electoral y
lograr que el salario se convierta en la principal fuente de ingresos de los
cubanos. Además, que no dejó un
programa viable económico, político y social para las futuras generaciones (Escobar,
2016) . Por supuesto, esto lo tendrá que hacer los
futuros gobernantes de Cuba, fuera de la línea de Castro.

Ese es mi tributo a Fidel Castro. Celebro su muerte. Cuestiono su vida. Agradezco el coraje de iniciar una revolución,
que jamás supo culminar, cuando se endiosó y se separó del pueblo, que le dio
la victoria y que ahora le convertirá en mito, para evitar el desgarro de la
utopía. Por eso, no es hasta siempre,
sino un adiós, entre la nostalgia y la alegría.
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Escobar, R. (22 de noviembre de 2016). 14ymedio.com.
Recuperado el 26 de noviembre de 2016, de 14ymedio.com:
http://www.14ymedio.com/opinion/Borron-cuentas-viejas_0_2113588621.html
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