Salud mental: violencia en contextos de pandemia.
Cinco personas salen por la puerta de vuelos internacionales.
Llegan de Cancún. Se dirigen a una Porsche
color blanco, que los espera. Justo
cuando abandonan el aeropuerto Jorge Chávez, se dan cuenta que una moto con dos
sujetos y un auto Volkswagen negro los están siguiendo. Con una pericia del conductor de la Porsche,
desvía la ruta y se pierden los motorizados.
El auto negro saca unos fusiles AKM y comienzan a dispararles. Más de 40 disparos impactan la Porsche, pero
sigue adelante, porque está completamente blindado. Los sujetos del auto negro arrojan una
granada debajo de la Porsche y comienza a incendiarse de abajo. Se tienen que estacionar a un costado de una Av.
Principal del Callao, en medio de la mirada de los vecinos asustados de los
edificios, los ocupantes salen de la Porsche.
Dos de ellos no pueden resistir y caen al suelo heridos. El auto negro regresa. El resto que abandonan la camioneta incendiada
se dirigen en diferentes direcciones corriendo.
Los que bajan del auto negro no pueden acribillarlos y se dan a la fuga
Los hechos fueron en abril de 2015. Era una mafia del narcotráfico denominada “Caracol”
que quería amedrentar a otra mafia, de Gerald Oropeza, que disputaba el puerto
del Callao. Se trataba de un ajuste de cuentas.
Desde ese momento el servicio de inteligencia, por un proceso judicial,
intervino las comunicaciones del puerto del Callao. La violencia había alcanzado niveles muy
altos en la capital del Perú. Después de
dos años de investigaciones se encontraron involucradas mafias de narcotraficantes,
autoridades municipales, regional y jueces de la magistratura, a quienes se les
denomina “Los cuellos blancos”. Así
mismo, la organización criminal en el grupo político de los Fujimori, que está acusada
en un proceso judicial que se le sigue a partir de las investigaciones que
surgieron. La violencia, paradójicamente,
comenzó a disminuir, gracias a la intervención del Poder Judicial…
Aunque los medios de comunicación nos estén revelando a diario
asesinatos de sicarios y actos violentos escalofriantes, nada es de la misma
dimensión que antes de abril de 2015 en Lima.
Menos en la época de la guerra interna entre el grupo terrorista,
Sendero Luminoso, y el Estado Peruano en la década de los 80-90. Actualmente la televisión peruana, al
presentar constantemente hechos violentos, por el fenómeno psicológico de la mera
exposición, se percibe que la violencia va en aumento. Esa manera de presentar las noticias diarias
y hacer que los ciudadanos percibamos más violencia que antes, es un indicador
de la salud mental de nuestro país a la que nos someten a diario, en medio de
una crisis sanitaria por la Covid-19, donde se viven duelos por tantos cientos
de muertos durante la pandemia. Al concentrarnos
en ese tipo de violencia, que altera nuestra percepción, pasamos por alto otro
tipo de violencia que también necesitamos comenzar a combatir y que son tan
impactantes como aquella explosión de la Porsche en abril del 2015. ¿Cuáles son
esos otros tipos de violencia?
En pleno confinamiento de la cuarentena entre enero y
septiembre del año pasado un total de 33 mil partos de menores de edad fueron
atendidos en los hospitales. De esa
cifra, veinte niñas de 10 años, o menos de esa edad
Entonces pienso mientras continúo hablando, aunque las
cifras suenen alarmantes, estamos más seguros que antes. Hoy nos sentimos casi seguros de que a los fiscales que llevan los casos de los “Cuellos blancos”
y la organización criminal en los partidos políticos, no serán asesinados como
hubiera sucedido en la década de los 80 o 90.
Que la inmensa mayoría de mujeres asesinadas y desaparecidas no quedará
impune como hace diez años atrás. Que la
muerte de los dos jóvenes y cientos de heridos verá la luz de la justicia y se
castigará a los responsables y no serán secuestrados y asesinados como en
décadas pasadas impunemente. Pero ¿Cuáles son los factores psicológicos que
logran disminuir la impunidad y la violencia?
La empatía
es un elemento psicológico que se está trabajando desde hace mucho tiempo de
manera aislada y no como políticas de salud pública en el Perú. El autocontrol, equilibrar el locus de control
interno y externo, para doblegarnos a cualquier adversidad organizándonos. El trabajo de traer abajo tabúes y normas morales
que nos encapsularon en el racismo y desprecio hacia la diversidad que nos caracteriza. Y la más importante, es la práctica del juicio
crítico
[1] Seminario virtual: “Vulnerabilidad e inclusión en el contexto de pandemia, Arequipa 2021”. Organizado por ACOR, con el tema de “Salud mental: situación y perspectivas a nivel nacional” el 17 de noviembre de 2021.
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