Psicología de un maleficio: el Oxígeno medicinal en Perú.
Eran las 12:15 de medio día.
Su voz la sentía resquebrajada.
Me llamaba desde el otro lado del Perú.
La amistad que tengo con Carlos está probada en las situaciones más
adversas que se pueden imaginar. Tenía que llevar a su padre a casa. Todos debían salir de allí para dejarlos
solos. Su padre se había infectado del Coronavirus y debía atenderlo. Literalmente, la casa donde había vivido toda
su infancia y juventud se convertía en un hospital. No podía llevarlo a ningún establecimiento de
salud, porque estaban colapsados. Carlos
lloró amargamente ese medio día por teléfono.
Yo también. Su angustia era la
falta de balones de oxígeno. Sólo tenía
uno. Sabía que necesitaba otro. Jesús, su hermano, iba en camino, para
estar con ellos, con su experiencia de médico.
Sin oxígeno toda ayuda era infructuosa.
Me sentía en la imperiosa necesidad de buscar la manera de conseguir
otro, a través de la red de amigos del sur del Perú. Pero ¿Por qué sentía también tanta rabia por
dentro?
Recordaba las palabras
de uno de los ex presidentes del Perú, de quien se sospechaba era uno de los
más corruptos de la historia Republicana.
No se le llegó a probar nada, excepto la liberación de decenas de narcotraficantes
de la cárcel. El resto de los delitos
jamás llegaron a probarse, porque se suicidó.
No era eso lo que recordaba, sino las palabras que dejó, alineado a la psicología de delincuente: “Dejo mi cadáver como muestra del desprecio a mis
adversarios.”
Carlos tenía que madrugar y formar una cola inmensa, para
conseguir oxígeno medicinal. Mientras
tanto, su padre tenía que quedarse con un balón de oxígeno en casa. Leonardo, quien también estaba contagiado,
sin síntomas agresivos, tuvo que prestarme su balón de oxígeno, para no perder
el ritmo de oxigenar al papá de Carlos. Lo imaginaba, como me lo contó Lucía,
esposa de Leonardo: “vino tu amigo Carlos a recoger el balón. Estaba solo.
Bajó ese oxígeno al hombro, desde el cuarto piso del edificio donde vivo…” Al colgar el teléfono, lloré una vez más,
porque sentí la soledad y angustia de mi amigo y la de miles de peruanxs, propia de esta maldita
pandemia. Ningún peruano debió morir por
falta de oxígeno. Hace algunos años,
cuando trabajaba en algunas clínicas del Perú, esto no era un problema para
nadie. La producción de oxígeno medicinal
era tan normal y podía abastecerse, porque cada institución podía tener la
producción de oxigeno al costado de su establecimiento
Dos empresas importantes en el Perú: LINDE, alemana, y Air products,
norteamericana
La maldición no se hizo realidad en el papá de Carlos. Salió
adelante, después de dos meses de agonía. Sin embargo, cientos de amigxs nuestros ven morir a sus familiares porque no son aceptados en los hospitales, falta oxígeno medicinal. Nadie en el Perú se
explica que había pasado con el oxígeno medicinal. El Gobierno de turno, en plena pandemia, tuvo
que emitir un decreto de urgencia para que temporalmente pueda fabricarse oxígeno
medicinal a 93% y 95% de pureza. Solo
por la urgencia. Cuando termine la
pandemia, con la vacuna que ha comenzado a aplicarse a los ciudadanos, volverá
al monopolio del oxígeno por esas dos empresas extranjeras. Cuando pienso en el sufrimiento de tantos
Carlos en el Perú, no puedo de dejar de sentir rabia por el presidente suicida,
por el ministro corrupto servil, que hoy ocupa el mismo cargo, en el Presidente
que emitió el decreto de urgencia temporal, Martín Vizcarra, quien se vacunó en
secreto con todos los que quisieron, antes que la vacuna llegara
oficialmente. Siento la miseria de sus
vidas. Siento que el “cadáver” sigue
siendo la muestra del “desprecio” a todos los “adversarios”, que para ellos
somos todxs los peruanxs.
También siento a los más de dos mil millones de muertos en el mundo por
la pandemia, que se levantan, se incorporan “lentamente, abrazando
al primer hombre; echándose a andar…” parafraseando a César Vallejo, revirtiendo el conjuro de la miseria de quienes ostentan el poder con la sangre de
los ciudadanos. Que nunca más un Presidente del Perú tenga que suplicar a la
empresa privada ayuda por oxígeno medicinal, para que no mueran sus ciudadanos.
Siento la psicología de la esperanza nacer por todos lados, para desnudar a los
líderes políticos en su práctica nefasta de un neoliberalismo capitalista denigrante,
psicológicamente involutivo. ¿Qué significa esto? Que el problema de la corrupción es un
sistema, que no se arregla con reformas, sino de raíz: cambiándolo para que deje
de ser el “cadáver como muestra del desprecio…” lo más primitivo de una mente psicológicamente
criminal.
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Imagen de gob.pe 20/03/2011 |
CABRERA MARINA, B. (15 de junio de 2020). diariovoces.
Obtenido de diariovoces.com.pe:
https://www.diariovoces.com.pe/158944/historia-siniestra-medida-favorece-monopolio-oxigeno
noticias. (20 de junio de 2020). comprasestatales.
Obtenido de comprasestatales.org:
https://comprasestatales.org/empresa-de-oxigeno-duplico-ventas-al-estado-con-norma-de-alan-garcia/#:~:text=Mediante%20la%20Resoluci%C3%B3n%20Ministerial%20N,controlaban%20el%2090%25%20del%20mercado.
Redacción. (19 de 04 de 2019). diariogestión. Obtenido
de gestion.pe: https://gestion.pe/peru/alan-garcia-dejo-mi-cadaver-muestra-desprecio-mis-adversarios-nndc-264626-noticia/?ref=gesr
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