La imaginación: psicología de las masas.
"Quiero decirles que fui bisexual. Además, salía por las calles de Lima, para prostituirme. Obviamente consumía cocaína, no sólo por cuestiones de trabajo sino también porque me gustaba. Mi vida siempre fue una cochinada, tal cual…"
Los estudiantes me miraban
fijamente. Todos en silencio, como
queriendo que ni una palabra se escapara, para corroborar lo que les estaba
diciendo después de dos meses de clases continuas sobre afectividad. Estaban absortos. Ensimismados. No salían del asombro.
“Pero, desde que conocí a Dios, mi vida cambió…”
Muchos sonrieron y comenzaron a entender
la clase de Psicología de la religión en sus dos modalidades de comportamiento:
funcional y de encuentro. Dirigida a los
alumnos de informática de la Universidad Nacional de Piura.
Así es Patricia, amiga mía, éste
recuerdo, fue lo primero que se vino a mi mente cuando me enviaste este corto de Miguel Mérida, para conversar. Por
supuesto, que nuestro cerebro tiende a inventar acontecimientos no vividos ni
observados. Actúa así, porque tiene que
completar su algoritmo para no dejarnos sin respuesta, ante cualquier
inquietud. Tú y yo sabemos, por nuestra
profesión, que es la neurogénesis de la ansiedad.
La neuropsicología, como siempre
lo dices Patricia, nos ha dicho que la evolución de la humanidad es gracias a
esta capacidad de inventar. Hacer “realidad”
las cosas inventadas. Por ejemplo: el
dinero en billetes. Un pedazo de papel con
números matemáticos. Según el número tiene
un valor. Aunque eso solo exista en
nuestra cabeza, todos estamos de acuerdo con ese invento y rige gran parte de
nuestra vida. Sin ese papel, con el
valor correspondiente, imposible organizarnos hoy. Aunque estemos inventando otras maneras de
transar negociaciones. Pronto no lo
necesitaremos, porque habremos inventado otra cosa: las tarjetas de débito o
crédito, por ejemplo. Y todos nos la
creemos y lo damos por hecho. Mueve masas
increíbles. Crea grandes amistades y
enemigos al mismo tiempo.
Igual podemos decir de la Declaración
de Derechos Humanos. La inmensa mayoría
de las naciones del mundo, han firmado ese pacto. Inventado.
Es un documento, con algunos artículos que le hemos dado vida. De tal manera, que nos ayudan a organizarnos
y luchamos porque se cumplan en todos los países que han pactado. Hoy, nadie lo asume como algo que no
existe. Es tan real, como el
dinero. No es tangible. Es inventado, solo está en nuestra cabeza el
inmenso valor que ella tiene. No estoy
diciendo que es innecesaria y que no sirve de nada. ¿Entonces, qué estoy diciendo?
Que esta gran capacidad del ser
humano, para inventar y dar valor a lo inventado, ha unido en grandes masas. Desarrolla toda nuestra capacidad psicológica de la trascendencia. Nos organizamos de esa manera, como ninguna
otra criatura en la humanidad. Los tres
libros de Hariri, nos lo han dicho hasta la saciedad. La psicología nos lo viene planteando,
insistentemente, desde un siglo atrás con sus experimentos cognitivos. Todo lo que vemos, nuestro cerebro lo procesa
con conexiones neuronales que necesitan de elementos químicos y la actividad
eléctrica cerebral. No todo es estímulo, respuesta y
refuerzo. La realidad que vemos, tocamos
y sentimos es producto de esa actividad cerebral.
Nuestro cariño. El inmenso cariño que te tengo Patty, colega
de mi corazón, también tiene que ver con el neurotransmisor de las endorfinas y
la profunda capacidad de habernos contado nuestras historias personales, amiga
mía. No escapamos de ese trabajo
cerebral. Muy pronto la tecnología, hará
que dos personas puedan encontrarse en la red virtual, produciendo ese mismo trabajo neuronal,
que a nosotros nos hace vivir miles de experiencias bellas en la amistad y
compañerismo que nos profesamos. Eso es
lo más bonito de la humanidad. Pero no
todo es así. Hay inventos o trabajos
neuronales que han hecho que la vida sea un desastre. ¿Cómo así?
Aquellas cuestiones inventadas,
que nuestro cerebro se ha encargado de procesar exageradamente, para
infundirnos miedo y obediencia, sin permitir a la razón actuar. Por ejemplo, creer que existe un solo Dios,
el monoteísmo. Después de haber asumido
esa cognición, asumimos que los que creen en otros dioses están errados. Las luchas históricas ya las sabemos hasta el
hartazgo. Algo parecido sucede con la
democracia en nuestros días. Ha sucedido
también con las ideologías como el comunismo y capitalismo, que nos hacen padecer sufrimientos indecibles. Hoy
estamos ante una nueva religión, evidentemente.
monoteísta, también. Con
características similares a una religiosidad funcional: el dataísmo o la
religión de los datos, en palabras de Hariri.
Por ello, los alumnos de informática, ese día, me quedaron mirando anonadados en
esta clase de psicología de la religión y sus bases neuronales.
Amiga mía, siempre crezco cuando
diálogo contigo. No sabes cuánto
agradezco a la vida cerebral de haberte conocido. Un beso, en la distancia que nos une, Patty
de mi corazón.
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BARTHA, R. (2010). Antropología del cerebro. La
conciencia y los sistemas simbólicos. México D.F.: Fondo de Cultura
económica.
HARARI, Y. N. (2018). 21
lecciones para el siglo XXI. Lima: DEBATE.
HARARI, Y. N. (2017). Homo
Deus. Lima: DEBATE.
HARARI, Y. N. (2017). Sapies.
De animales a dioses. Una breve historia de la humanidad. Lima: DEBATE.
MÉRIDA, M. (Dirección).
(2012). Psicópolis [Película].
Miguihendrix. (16 de
octubre de 2012). Psicópolis. Obtenido de youtube.com:
https://www.youtube.com/watch?v=HyoXov5PmDQ
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