Psicología del enfoque de género
Pensé que todo lo tenía claro,
estimado Daniele, cuando me dijiste que el Alfa cuida de su manada, guiándola
por caminos seguros. Consigue alimentar
a los suyos, para no dejarlos morir.
Además, tenía que cuidarse de mantener sus estatus de Alfa, porque en su
misma manada, hay quienes desean arrebatarle ese lugar.
En mi mente está los cambios de
modos de pensar que hemos tenido a lo largo de la historia. Sobre todo, aquella vez cuando descubrimos la
escritura. Ese paso histórico, sin
precedentes, fue toda una revolución, para organizar nuestra vida de otra
manera, entre los que sabían leer y escribir con los analfabetos. Hoy vivimos un cambio de magnitud parecida en
nuestra manera de pensar y ver el mundo.
Entre los cibernautas que saben usar la red y los que no saben. El Alfa se va transformando en el que nos
guía, sin perder su esencia. Por eso, me
llama tanto la atención la definición que vas desvelando en tu relato, estimado
Daniele.
Se ha transformado tanto que, la
forma como nos percibimos, masculino o femenino, sigue variando de manera exponencial. Nunca estuvieron tan unidas dos ciencias, como la sociología y psicología, para darnos mayor claridad en nuestra forma de percibirnos como
seres humanos, definidos en nuestras diferencias. Jamás hemos sido tan comprendidos como hasta
hoy. Será por eso, que nos atrevemos a
nombrar la infinidad de sexos biológicos, que hasta hace poco estaban ocultos,
por el tabú del lenguaje en la ciencia.
La ciencia de la biología ha comenzado a liberarse, de la opresión
sociopsicológica, para nombrar sus bondades.
La técnica altamente especializada de la medicina ha dejado de ser el
Alfa de la manada. Tenemos una
frustración de inmensa proporción, porque creíamos que las condiciones de vida
cambiarían si llegáramos a ser “doctores”.
Contra viento y marea, ya somos doctores, pero nuestras condiciones de
vida no cambian en absoluto. No somos el
Alfa de tu relato Daniele. La
frustración toma un abismo de grandes proporciones. El miedo a ir apartándonos de ese “macho Alfa”,
tanto a mujeres como varones, nos produce un terror de grandes magnitudes psicológicas
y sociales. Sin embargo, tengo que
reconocer que ese mismo sentimiento es uno de los ejes, que ha reducido la
violencia, como jamás visto en la historia de la humanidad. Hoy somos menos violentos que hasta hace 60
años atrás.

En ese sentido, comprendo que
alguien se sienta sexualmente ambiguo en una sociedad del macho Alfa, como el
escritor Amorin, en palabras de Santiago.
Dos varones hablando de sí mismo, en forma ambigua con el género. Esa ha sido toda nuestra crisis existencial y
patológica, desde que concebimos al Macho Alfa.
Porque eso es lo más certero que nos define, desde la psicología, cuando
la sociología no hace más que afirmar y explicar.
El Alfa nos ha cambiado nuestra
vida hasta al punto de hacerla insostenible.
Es allí donde quieres terminar tu relato. Es a ese abismo donde nos quieres llevar,
estimado Daniele. Para explicarnos, que
no hay nada más absurdo entre nuestro lenguaje y los símbolos que vemos. Al menos, demos credibilidad a lo que, objetivamente,
estamos viendo. Pero, ¿Qué es lo que
vemos?
Entonces, vienen a mi mente los
alumnos de la Universidad, que me van enseñando sus diferentes maneras de
sentirse varones y mujeres. Que esas
diferencias, marcan el género, porque su autopercepción, de sentirse varones
entre varones, mujeres entre mujeres, luchan por emerger en una sociedad que
intenta callarlos y embaucarlos, en un relato que no tiene nada que ver con sus
propias experiencias de vida. Ser varón
tiene diferentes expresiones de masculinidad. Tanto como ser mujer tiene
diferentes expresiones de feminidad. Por
eso, lo que vemos al final de tu relato, estimado Daniele, ya no puede decirse
en palabras, sino en símbolos. El Alfa
gesta y pare, como una mujer. El Alfa
vuelve a su estado original de vida y se convierte en LA ALFA. Desde allí, tenemos que emprender el camino,
para que la violencia siga disminuyendo hasta llegar a cero. Es la investigación, que los alumnos de la
Universidad Nacional de Piura, intentarán demostrar a través de las dinámicas y
talleres creados, para quedarme una vez más con los ojazos viendo cómo cambia
mi paradigma, hacia un clima seguro de bienestar psicológico.
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DURÁN BARBA, Jaime, NIETO, Santiago. (2007). Mujer,
sexualidad, internet y política. México, D.F.: Fondo de Cultura económica.
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