Desde el sueño de José, en el Nombre de Ella. (Mt 1, 18-25)
Nos ubicamos en el fin de una
gran fiesta religiosa, para la Iglesia Católica. La Pascua de Resurrección y el comienzo del
Tiempo Ordinario. Para marcar el fin de
esta Gran fiesta y el comienzo del tiempo intenso eclesial, se ubica la
celebración de Pentecostés. La acción
del Espíritu Santo, como gestor del dinamismo de la vida espiritual y religiosa
de todos los cristianos.
Esta reflexión nace, también de
mi experiencia cristiana, en el momento histórico que vivo. Concretamente son tres acontecimientos, que
marcan mi manera de vivir la espiritualidad cristiana, en este momento como
laico. Totalmente laico. Primero: los
desastres naturales, que nos han afectado a todos nosotros, en estos últimos
cuatro meses, por el llamado Fenómeno del Niño Costero. Segundo: la corrupción destapada en los altos
mandos de la política nacional, que ha comprometido a ex-presidentes y a los
candidatos presidenciales de las últimas elecciones democráticas de nuestro
país. Y, tercero, algo muy personal:
estoy viviendo aún, el duelo de la pérdida de mi hermano menor, Franklin, que
no es menos importante en mi vida, que las dos anteriores. Porque en realidad, esto último duele en el
alma. No existe consuelo perder a un ser
muy cercano, amado y admirado. El dolor,
lo llevo en el alma, junto a mi familia.
Eso no se puede ocultar ni disimular con falsos consuelos. Estos tres
acontecimientos, son el marco que condiciona mi reflexión.
Esta reflexión consta de tres
partes: 1. Pensar la Realidad y los sueños de Esperanza. 2. El mandato de los sueños, pensando la
realidad y 3. Ejecutar los sueños con esperanza, respeto y fidelidad a nosotros
mismos.
Comenzaremos haciendo un taller
sobre nuestros propios sueños, para comprender a José y la palabra de Ella.
- PENSAR LA REALIDAD Y LOS SUEÑOS DE
ESPERANZA.
“La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María,
estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró
encinta por obra del Espíritu Santo. Su
marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió
repudiarla en secreto. Así lo tenía
planeado, cuando el Angel de Señor se le apareció en sueños…”
No es fácil, para un varón, enterarse
que su futura pareja está embarazada de otra relación. Igual para una mujer, enterarse que su
prometido tiene un hijo en otra relación.
Pero, esta trágica noticia, es mucho más dura, cuando el contexto
histórico, en que se da, es de total sufrimiento y humillación.
Pienso en mi madre, cuando tuvo
que aceptar la realidad de la muerte de mi hermano Franklin. Encima, la emergencia de Piura. Con algunos de nuestros familiares
damnificados, que nos quitaban la paz, del duelo que necesitábamos vivir en la
intimidad de nuestra casa. Los llantos
de las personas en televisión de la catástrofe natural que estábamos
viviendo. Como si el sufrimiento de la
ausencia de mi hermano fuera poco.
Pienso, en las miles de familias pobres que salían a la carretera para
pedir agua o alimentos, después que el río invadió toda la ciudad. Aquellas mujeres, madres de familia,
damnificadas que eran totalmente analfabetas.
Pueblos enteros, de Narihualá, donde las mujeres jamás fueron al colegio
y varones que ni siquiera llegaron al cuarto de primaria, en los estudios
escolares. Mucho tiempo sin poder
dormir, por pensar en la noche fatídica en que murió mi hermano en brazos de mi
madre. Además, pensando en los rostros
de las mujeres, varones y niños, en la Campiña de Narihualá. No hay dolor que se comparé a la ausencia de
personas que amamos con toda el alma.
Ese es mi pensamiento, de la realidad que me tocó vivir.
¿Cuál fue la realidad de José,
cuando se enteró, por boca de María, que su mujer está encinta?
Su pueblo estaba Gobernado por
Herodes el Grande. Este gobernador había
hecho ahogar, en una piscina a su cuñado Aristóbulo. Luego mató a su mujer Mariamme, junto a su
suegra Alejandra y a otros. Además,
mandó que estrangulen a sus hijos: Alejandro y Aristóbulo, herederos del trono (PAGOLA, 2007, pág.15). De esto se hablaba en Nazareth. Era un gobernador que se le temía. Porque aquel gobernante que hace tanto daño a
los suyos, pierde el temor de matar a su pueblo. Experiencia que también hemos vivido en el
Perú. Por eso, no es difícil entender el
pensamiento de José. También pensaba, en
aquellos 40 jóvenes, guiados por sus maestros, Judas y Matías, que trajeron
abajo el escudo del águila, que Herodes había mandado colocar en la Gran puerta
del templo, para que todos los judíos se humillaran al entrar, recordando el
poder supremo del Emperador Romano, que estaba sobre Dios mismo. Cuando esto sucedió, Herodes mandó a quemar a
estos jóvenes junto a sus dos Maestros. El pueblo estaba aterrorizado. A todos los Israelitas, como José, se les
quitaba el sueño al ver el sufrimiento de su pueblo. Encima, tuvo que soportar el sufrimiento de
enterarse, por boca de su prometida, María, que estaba encinta sin haber
consumado la boda con él. Por ello,
decidió “repudiarla en secreto”. La indignación
era parte de su vida y, ante malas noticias, estaba acostumbrado a pensar y tomar
decisiones con rabia, cólera e indignación.
Con esta realidad, lo único que
queda es la esperanza. El sueño que
surja entre los habitantes alguien que los salve de esa situación. Por ello, el sueño indica que “…tú le pondrás
por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo.” Esta es la esperanza, ante tanta
desesperanza. Cuando llegamos a este
punto, acogemos la realidad, la transformamos, y hacemos que las cosas
cambien. Ese será siempre el mensaje de
Dios, a través de cualquiera de sus ángeles (enviados). Porque para soñar no necesitamos estar
dormidos o anestesiados. Que nadie, nos
quite este espacio de soñar. Fomentar
los sueños, es combatir cualquier desgracia o abuso autoritario. Soñar es un derecho, al que jamás debemos
renunciar.
TAREA: ¿Cómo entendemos ahora el sueño
de José?
- EL MANDATO DE LOS SUEÑOS, PENSANDO EN
LA REALIDAD.
Todos los personajes que
intervienen en nuestros sueños, somos nosotros mismos disfrazados de
personajes, cosas y situaciones. Es la
única manera, en que nuestra psique puede desnudarnos de cuerpo entero, en
realidades personales que no queremos aceptar y superar. Es nuestra propia realidad, que por alguna
razón, queremos esquivar. Por ello, el
mandato de los sueños siempre será desafiar cualquier realidad para superarla.
Es el segundo paso para vivir en la esperanza.
“No tengas miedo…” “Le pondrás por nombre…” Perder el miedo y
tener el coraje de dar nombre a nuestra realidad. Miedo a nosotros mismos. Miedo a continuar humillados por una realidad
desgraciada, que nos desborda. Miedo para
asumir una responsabilidad de enfrentar el gran desafío de pertenecer a la
genealogía de luchadores, como David. Además,
tener que poner nombre a la realidad: necesidad de decir lo que hace falta para
salir de esa tragedia, que nos desborda.
Hace dos semanas, soñé con mi
hermano Franklin. Hablábamos de una
situación familiar muy serios. Pero, en
mi sueño, reacciono y nos quedamos mirando.
Y, en el silencio de esas miradas, intentaba decirle que él estaba
muerto. Comencé a llorar, en ese
sueño. Franklin también. Y nos abrazamos. Le di un beso. Desperté llorando. Ese sueño me invitaba a aceptar la realidad
de la muerte de mi hermano, cuando ya han pasado más de tres meses. Desde entonces, cuando trabajo o voy a algún
lado, me pregunto, qué hubiera querido él.
Entonces, el mandato de “no tengas miedo”, invade todo el coraje de
seguir adelante.
Así, asumió el mandato José. Le dio nombre: “…Salvará la vida del pueblo”. Hasta hace poco, estuvimos reunidos en un
colectivo de profesionales, en el local del Proyecto Chira Piura, para revivir
una propuesta de tratamiento para el río Piura.
En la que no necesitan huir los pueblos del río, sino en darle el
espacio y atención al río, desde la Sierra, para que esta des-gracia jamás se
repita. Al mismo tiempo, de manera
particular, hemos presentado un proyecto al Gobierno Belga, para que ayude a 21
familias de la Campiña. Me he quedado con
la angustia, que no puedo hacer nada, para dar estudio a estas mujeres y a las
niñas. Creo, que necesitamos un trabajo
político más sincero y de compromiso con los pobres, como lo haría cualquier
cristiano contemplativo y por lo cual tenemos que luchar honestamente.
El mandato de los sueños, son una alianza
entre el pensamiento y la realidad. Solo
así actúa el Espíritu Santo. Por ello,
necesitamos despertar del sueño y obedecer a lo que nos manda.
Tarea:
¿Cuáles son los mandatos de
nuestros propios sueños?
- EJECUTAR LOS SUEÑOS CON ESPERANZA,
RESPETO Y FIDELIDAD A NOSOTROS MISMOS.
“Despertado José del sueño, hizo
como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer. Y no la conocía hasta que ella dio a luz un
hijo, y le puso por nombre Jesús”.
Cuando el río nos descubrió a la
inmensidad de mujeres del Bajo y Alto Piura, nunca imaginé que nos
encontraríamos con un alto porcentaje que no habían pisado la escuela
jamás. Ellas se dedican a cocinar y criar
a sus hijos. Es el lugar que les
corresponde. Así lo han permitido todas
las Instituciones de Piura, incluida un gran sector de la Iglesia. A esto se le denomina sexismo.
Esto es igual al racismo, cuando
asigna un lugar para los “serranos”, otro para los “cholos” y otro para la “gente
decente”, es decir para los de la ciudad.
Se activan todas las fuerzas posibles, para mantener a cada uno en su
lugar (JONHSON, 2003, pág. 116-117). El
sexismo al igual que el racismo, denigra la dignidad humana. Incluso San Agustín decía: ¿Cómo,
pues, oímos al Apóstol que el varón es imagen de Dios, y por eso se le prohíbe
cubrir su cabeza; pero no la mujer, y por eso se le ordena velarla? La razón, a mi entender, según indiqué al
tratar de la naturaleza del alma humana,
es ésta: la mujer, juntamente con su marido, es imagen de Dios, formando una
sola imagen toda la naturaleza humana; pero considerada como ayuda, en lo que a
ella sola se refiere, no es imagen de Dios.
En cambio, el varón, en aquello que sólo le pertenece a él, es imagen de
Dios tan plena y perfectamente como cuando con la mujer integra un todo (Ibid).
Hasta hoy se mantiene ese argumento.
“Las mujeres cuidan a los hijos”, decían los pobladores. Ellos están convencidos y en medio de la
emergencia, grupos políticos y de Iglesias Cristianas lo refregaron en la cara
de todos nosotros: #ConMisHijosNoTeMetas.
Por ello, nos propusimos que la
ayuda solo llegaría si sus líderes lo formaban un varón y una mujer, entre un
grupo de damnificados de la Campiña de Narihualá. Así surgieron Pilar y Armando. Pero me sorprende el silencio del Municipio,
de la Región, ante este problema serio y de alta complejidad. Me sorprende más aún, el silencio de la
Iglesia de Piura. Esta situación es una
falta de esperanza, respeto y fidelidad a Jesucristo y a nosotros mismos.
Cuando José decide obedecer su
sueño, lo hace con una actitud de esperanza.
Por eso, despierta. De esto, le
convenció las palabras de Ella, María.
Ya no le importaba cómo había sido concebido el Niño. Le importaba que él y ella, cuidaran al
Salvador. Esa fue su esperanza ante la
realidad. Esto nos invita a levantarnos,
de nuestro letargo, que nos mantiene dormidos, o adormecidos, sin decir
nada. El problema no es la inundación,
por el fenómeno del Niño Costero. El
problema son los pobres marginados y excluidos, a quienes les hemos negado todo
tipo de esperanza, con nuestra indiferencia por años.
Además, José despierta y toma
consigo a su mujer. Con esa
esperanza. Pero, un detalle, que no
puede pasar desapercibido jamás, es que “no la conoció”, hasta que nació el
Niño. Conocer, en término bíblico,
significa hacer el amor, cuando se refiere a una relación amorosa. Tener
relaciones sexuales. Es decir, la respetó.
Ya bastante había tenido María, con aceptar un reto, que nadie le
creería. Por muy Espíritu Santo, que la
hubiera inundado de su ser, para dejarla embarazada, jamás iba a poder
explicar, semejante acontecimiento ni a su pareja, y menos aún, a todo su
pueblo. José, sentía el sufrimiento y
angustia de Ella, como la de su pueblo, y no quiso aumentar el trauma
desgarrador, porque en Ella estaba reflejado su pueblo. La respetó, por sobre todo. Para aliviar su sufrimiento y creer en la
Esperanza de todos los creyentes. Esto
sería imposible sin respetar esa parte femenina, que fácilmente puede ser
humillada con una mentalidad machista.
Como la que somos testigos en el Perú, en estos días, cuando la
violencia contra el género femenino, ha quedado excluida de las leyes, por
decisión del Congreso Peruano. Una falta
de respeto, de la que ninguna institución del Perú se ha pronunciado. Para vergüenza de los que estamos aquí, en
este retiro, ni nuestra propia Iglesia se ha manifestado. José entendió muy bien, que no hay esperanza,
sin respeto a la mujer, al pueblo, cuyo referente es una Mujer, en este caso,
María.
La Esperanza de José, y la de
todos nosotros aquí reunidos, solo puede hacerse realidad con respeto hacia los
más débiles, y con fidelidad a nuestros sueños por un mañana mejor. Por eso, el
Espíritu Santo interviene en la historia, de forma tan inusual y hasta
contraria a todo camino, que aparentemente es biológicamente natural. Irrumpe con fuego y energía para hacernos
despertar e iniciar el rumbo de nuestros sueños: ¡Feliz Fiesta de Pentecostés!,
en nombre de Ellas y nuestro Pueblo.
___
1. Retiro para los Cenáculos Presencia del Evangelio en Piura. Integrado por mujeres. Santa Isabel, 30 de Mayo del 2017
JONHSON, E. A. (2003). La
Cristología Hoy. . Santander: Sal Terrae.
PAGOLA, J. A. (2007). Jesús;
aproximación histórica. PPC: MADRID.
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