Psicología de la esperanza. ¡Inteligencia de la justicia y libertad!
Tendremos que
llegar al mismo
nacimiento del camino, rehacer todo,
volver con pasos
lentos desparramando
lluvias por los
campos,
sembrando trigo
con las manos,
cosechando peces
con nuestras
interminables
bocas.
Nada queremos
aprovechar,
¡Oh, alegría!
(Javier Heraud)
Aunque me quede solo, y sea el
único, leyendo lo que escribo hoy, disfrutaré de este momento. Porque la esperanza no puede entenderse de
otra manera, que no sea disfrutando de la psicología humana. Algo tenemos dentro de nuestro cerebro que,
aunque no lo creamos por situaciones mediáticas, existe mucho menos violencia
que en el siglo XV, por ejemplo.
¿Podemos dar el nombre de esperanza a esta evolución psicológica?
Sí. Esperanza es fuerza para seguir
adelante. Actitud de coraje frente a
cualquier adversidad, que se manifiesta en la resiliencia. Es decir, en la capacidad de salir a flote de
cualquier situación que pueda entorpecer los sueños por lograr algo positivo
personal o comunitario. Empuje. Fuerza.
Acción. Actitud. Sentimiento. Aspectos psicológicos
irrenunciables, más aún cuando estamos en contextos de depresión y
ansiedad. ¿Por qué tendría la psicología
que preocuparse de la esperanza?
Porque sería una ciencia del engaño,
si su objetivo terapéutico no fuera trazado de esa manera. No se trata de aplicar un test
psicológico. Se trata de un
procedimiento, siguiendo los algoritmos cerebrales. Porque si algo tiene claro el cerebro, es dar
respuesta a todos los dilemas, o cuestiones problemáticas, que se nos presenta
en la vida. Cuando se pierde esa
capacidad, entonces las emociones y sensaciones de empuje, fuerza, acción,
actitud, sentimiento quedarían bajo el control de la tristeza y muerte segura
en sufrimientos indecibles. ¿Cómo
trabajar la esperanza, desde la práctica psicológica?
Todos sabemos que el primer paso
de la inteligencia, en sus redes neuronales, se desarrolla con la experiencia
sensorio motora. Paralelamente a lo que
traemos impreso en nuestros genes, por la evolución socio-biológica. ¿Cómo así?
La experiencia sensorio-motora es aquella que va reconociendo el lugar
que habita el cuerpo, a través del tacto y todos los sentidos. Igualmente lo que está fuera del cuerpo. El bebé toca y acaricia todo. Hasta se lleva a la boca lo que coge. Es el
paso más primitivo de la inteligencia, para reconocer que lo que está
alrededor, no forma parte del cuerpo que se posee. A este proceso en psicología se le conoce
como alteridad. Se imita a las personas
que el bebé está viendo todos los días.
Se le imita, porque se siente seguro, a través del vínculo de apego,
cariño, afecto y ternura. Las sensaciones se almacenan en los
algoritmos cerebrales, procesos o redes neuronales. ¿Cuáles son esas sensaciones? El afecto, porque se tiene respuestas
agradables de las personas que cuidan al bebé.
El sentimiento es altamente placentero y totalmente agradable. La forma como cambian el pañal; el baño
constante; el cargar piel a piel, las caricias sanas y amorosas; son la base de
una inteligencia primitiva. Si se
estanca en esa experiencia sensorio-motora, para el resto de su vida, puede
terminar allí el proceso evolutivo de la inteligencia y no mejorar los
algoritmos cerebrales. Esto quiere decir que existen adultos que
crean una fijación a este nivel. Es decir estancamiento a este nivel. Pelear con los puños, sin recurrir a una
pelea jurídica, es expresión de este nivel infantil, siendo adultos de manera
negativa. O cuando se experimenta placer
al tocar algo “sagrado” como agua bendita, mantos, cargar una imagen en nuestro
pecho para tocarlo constantemente, unido a sensación de seguridad y paz, es
estar en este nivel primitivo o infantil.
Cuando se opta por un candidato, o candidata, porque nos regala lo que
sea. Porque las experiencias infantiles
de placer y agrado, están grabados en el cerebro. Al repetirlas, constantemente en la vida, no permite
avanzar a mayor grados de razonamiento en la psicología, para encontrar esas
mismas sensaciones en elaboraciones (algoritmos) más complejas del cerebro
humano. Estancan la madurez
psicológica. Necesita alejarse de esta
experiencia y explotar las bondades del cerebro hacia la madurez de la
inteligencia humana. ¿Cuál sería el paso
siguiente?
Le llamamos pre-operacional. Consiste cuando el niño camina y tiene
equilibrio, asociado al uso del lenguaje.
Ya sea en monosílabos o composición de frases incompletas: pa, ma, miau,
etc. El lenguaje es crucial. Nace lo simbólico, como experiencia
psicológica. Nos comunicamos sin
tocarnos. Una evolución que es natural,
genética. Decir la palabra y ejecutar
una acción. Aunque aún no tenga lógica
alguna. Es un gran paso. Por ello, las personas que nos cuidaron, si
nos permitieron hablar y luego accionar, nos ayudaron a evolucionar. Más no aquellas que antes que pidamos algo,
nos lo dieron. Como los pésimos políticos u organizaciones que nos dan el pan
en la boca sin pedirlo. Esto último impide crear algoritmos cerebrales que
motiven una acción pensada. Al mismo tiempo, el niño, considera poderosas a las
personas que les cuidan, porque le dan alimentos, les traen lo que piden,
mueven cosas muy pesadas. Esta es una
psicología de mentalidad mágica. Por eso gusta tanto de los cuentos y las
fábulas. Es propio de esta etapa de crecimiento de la inteligencia. Dura poco tiempo. Si en una niñez temprana se mantiene este ritmo,
igual en la adolescencia y adultez, entonces estamos hablando de fijación o estancamiento. Porque no evoluciona a otros niveles más
elaborados de inteligencia. Nos quedamos
con la mentalidad mágica e infantil. La
esperanza, como experiencia psicológica, pierde fuerza, energía, empuje. Esperamos
magia que solucione los problemas: se siente seguridad con personas que maltratan
y hacen daño, porque confiamos en su poder para que otorgue lo que se le pida. Por ello, gusta tanto los chismes o relatos,
que aunque sabemos que son mentira, pero su construcción de ficción, nos vuelve
a aquellas sensaciones pre-operacionales que produce la imaginación fantasiosa
y mágica. Pienso en mi país, donde todos
los líderes nos han mentido y seguimos creyendo en sus relatos, aun sabiendo
que es mentira. Pienso en la persecución judicial de algunos
líderes religiosos, como los sodálites, contra una periodista que investigó sus
abusos a todo nivel. ¿Cómo salir de esta
experiencia psicológica fijada, o estancada, en este nivel de inteligencia,
para volver a la esperanza psicológica madura?
Según los grandes teóricos de la
evolución, o desarrollo humano, la madurez sigue su propio ritmo de
crecimiento, encontrando el contexto necesario para ello. Es decir, si las condiciones externas ayudan
a este proceso (algoritmo) interno. Entonces,
logramos inteligencia operacional concreta y operación formal. Es allí donde tenemos que potenciar la
psicología de la esperanza. Fuerza. Coraje. Actitud. Acción, que tanto
necesitamos hoy y que veremos en un próximo post.
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Imagen de Christian Alberto CAO, SudAméricaHoy. |
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KAHNEMAN, D. (2012). Pensar rápido, pensar
despacio. Barcelona: DEBATE.
PINKER, S. (2015). Los ángeles que llevamos dentro.
El declive de la violencia y sus implicaciones. Barcelona: Paidós.
SELIGMAN, M. E. (2011). La vida que florece. Barcelona:
Ediciones B.
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