Psicología de la Esperanza, combatiendo el aprendizaje del desamparo. (II)
Sin temor alguno. Frente a frente, sosteniendo y conteniendo
las miradas del largo caminar. Es el
proceso psicológico que se denomina consciencia. ¿Para qué sirve esta experiencia? Para crecer.
Romper límites. ¿Qué tiene que
ver con la psicología de la esperanza?
Cuando se necesita y se desea
tocar algo, para sentir seguridad, estamos frente a una experiencia que implica
las sensaciones y capacidad de movimiento.
Sensorio motora, se dice en psicología.
Habrá que tener cuidado, para la salud mental, porque en ese estado es
imposible considerar la esperanza, como un proceso psíquico saludable. ¿Por qué?
Sencillamente, porque invita a experimentar la pseudotrascendencia. Esto quiere decir, una construcción
psicológica artificial que hace pensar como si sería libre y autónomo. Esa percepción es falsa. La trascendencia es la capacidad humana para
salir adelante siempre. Romper cualquier
barrera que impida crecer. Por ejemplo,
viajar a otro lado del mundo para ver a alguien que se estima. Preocuparse del problema de otro ser. Cambiar el mundo, en función de lo que se
considera adverso. El enamoramiento es
la máxima expresión de esta capacidad psicológica humana. La pseudotrascendencia es la falsa percepción
de estar rompiendo esos límites. Por
ejemplo, cuando se imita a un artista, en el programa televiso “yo soy”, porque
se imita a otra persona, impidiendo ser él mismo. El consumo de drogas para tener espacios y
tiempos, en creer que todo se puede en esta vida. La religión, puede convertirse en esta misma
experiencia de construcción psicológica artificial, porque no deja vivir la
cotidianidad de la vida. El uso excesivo
de las redes sociales virtuales, con juegos incorporados, obligando a vivir en
una “sociedad del cansancio” o agotamiento.
Por ello, los primeros pasos de la inteligencia humana: sensorio motora
y operaciones concretas, tal como la plantea Piaget, son la base, pero no el
culmen para desarrollar la capacidad de la esperanza en los seres humanos. Si se estanca, en ese nivel de inteligencia,
la experiencia de la esperanza, se convierte en pseudotrascendencia, como la
droga o cualquiera de los elementos mencionados. ¿Qué hacer para salir de esa construcción
psicológica artificial?
El siguiente paso de la madurez
de la inteligencia humana se denomina operaciones formales. Del pensamiento concreto, que necesita de los
sentidos o de algo que pueda reducir en una palabra, sin lógica alguna para
expresar algo, se pasa a un pensamiento abstracto. En esta evolución, no se necesita del objeto
para pensar en él. Menos para tocarlo
con nuestras manos o los sentidos. Sólo
en nuestra imaginación, para detallar y sacar conclusiones. Refuerza la autonomía adulta. Razonar. Aquí, la actitud y comportamiento, está a un
paso de trascender. La motivación que la
mueve no es reactiva. ¿Qué quiere decir
esto?
Quiere decir que toda actividad
que se realice, a partir de este ejercicio de la inteligencia, es independiente
de circunstancias externas y requerimientos orgánicos. Porque nada impide realizar lo que piensa,
cree y esté repleto de las convicciones personales. Por ejemplo, proyectar la vida hacia un plan
inmediato, mediato o a largo plazo, como terminar cualquier ciclo de estudios
propuestos. Viajar a un lugar
lejano. Vivir con otra persona para
realizar unos proyectos juntos.
Entonces, se puede afirmar que la psicología de la esperanza está
cumpliendo su papel de motivación humana adulta, sin conflictos parentales adversos. ¿A qué se refiere esto
último? A que los niños e infantes,
necesitan de un objeto para tocar, palpar, oler, para sentirse seguros en hacer
algo que desean. Están atados a ese
objeto (estímulo externo). Sin ese
requisito, no tienen esperanza alguna.
Por ello, las angustias de no superar los duelos, cuando se estancaron
en esa etapa de desarrollo. Es una de
las razones de cómo funciona la indefensión aprendida. ¿Cuál es el significado
de esta categoría psicológica?
Desamparo. Desesperanza.
Pobreza. Son los sinónimos que se
emplean en psicología para hablar de indefensión y dependencias. Se le antepone el término aprendizaje, para
decir que todo aquello es un entrenamiento, a lo largo de la vida, para hacer
realidad la instalación de la situación interna de desamparo, indefensión,
desesperanza o pobreza. La persona ha
hecho muchos intentos por romper los límites de las circunstancias adversas, en
la que se encuentra, pero nada ha dado resultado. Entonces aprende a vivir de esa manera. Por ejemplo, frases como éstas son un
indicador: “nada va a cambiar”, “algún día cambiará”, “si ven mi sufrimiento,
puede cambiar algún día”, “el descanso lo tendré en la otra vida”, entre otras
frases, que expresan el pensamiento concreto.
La esperanza psicológica, se convierte en una experiencia de
pseudotrascendencia, porque no deja vivir la cotidianidad, ni entenderla y,
mucho menos, capacidad de analizarla o razonarla. Si se entiende bien esta secuencia, entonces
¿Qué hacer?
Salir del confort del apego a las
sensaciones senso motoras. Es decir,
dejar de tocar algo para experimentar que vale el sacrificio para sentir la paz
y regocijo. O, a la par de tener esa experiencia,
pensar sobre lo que sentimos y vivimos.
Ir más allá. Recrear la
experiencia una y otra vez, en nuestra mente, sin el objeto presente. Así las convicciones, aspiraciones y
sentimientos se convierten en palabra y conciencia, listas para ejecutarse y
romper límites que impiden transformar a la persona misma y su entorno. Estamos ante la independencia total, como
experiencia subjetiva saludable. Esperanza
como motivación adulta. En ese momento y
espacio, es cuando se puede caminar con los miedos enfrentados hacia la
libertad de dependencias malsanas, como permanecer en una relación
tormentosa. O sujetos a un ambiente
familiar dañino para el crecimiento personal.
O explotados en un sistema que nos agota hasta el sufrimiento
indecible. Quizá, dejar atrás una
religión que nos estanca y ata, para el servicio de un pequeño grupo que se
adueña de la conciencia humana, a través de rituales senso motores o concretos. O, tal vez, un ateísmo craso que espera el
momento para oprimir al otro, de la misma manera que el sistema que
crítica. La psicología de la esperanza,
es camino al bienestar, objeto de la práctica psicológica en cualquier
terapia. ¿Hacia dónde se dirige esta
manera de ver la dimensión psíquica de la esperanza? A la práctica eficaz de la espiritualidad,
donde la ciencia, o la misma religión, ya no llegan.
Porque los límites han sido superados.
Donde la trascendencia humana ha logrado su objetivo: el arte, la
pintura, la música, las convicciones profundas de la fraternidad universal, por
la cual se lucha con pasión. De ser así,
¡Felices fiestas de la Esperanza, camino de la trascendencia humana!
Chucuito - Puno - Perú. Archivo personal |
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