Psicología de la violencia frente a la paz y felicidad.
Desde hace algunos años la
psicología está demostrando que alejar la violencia de nuestra vida no depende
solamente de la capacidad de la empatía, el autocontrol y la moralidad o vencer
el tabú. Aunque esos elementos
psicológicos son indispensables, para tal fin, hay una herramienta psíquica que
en el recorrido socio histórico de la humanidad ha dado resultados eficaces,
que disfrutamos en nuestros días. Por
ejemplo: hoy podemos ir a otro país con mayor fluidez, con la certeza que no se
están matando a palazos, espadas, piedras, cañonazos o bombas atómicas en el
lugar donde pensamos viajar. Hay muchas
posibilidades que regresemos a casa, sanos y salvos. Hace 500 años esto era muy incierto. Las posibilidades de regresar al lugar de
origen eran muy escasas, por la falta de información rápida y certera. Esta simple percepción, transversal de
nuestro contexto, nos hace afirmar que hoy es menos violenta la sociedad que
hace muchos años atrás. ¿Por qué
entonces, películas como Jocker (Guasón) y la revolución de la tierra, nos
hacen pensar que la violencia aumentó y
que aún no alcanzamos la ansiada paz y felicidad.
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Foto de Warner Bros |
Tanto Todd Pillips y Gonzalo
Benavente Secco, respectivamente, productores de las películas en contextos totalmente
diferentes, nos muestran dos dimensiones de la violencia, con las mismas
características: humillación, desprecio, abuso, autoritarismo y sufrimiento
humano. En el caso de Guasón, es abuso
sistemático, mediatizada por una patología clínica de la risa incontenible. El autocontrol no funciona. Acompañada de síntomas psicopatológicos de
alucinaciones visuales y auditivas. Además,
de una representación ideal de la persona, en el rostro del payaso
sonriente. Esta es la violencia
subjetiva. La violencia sentida a nivel personal,
de la cual vivimos expuestos día a día. Son
las exigencias de la sonrisa que se tiene que mostrar en los medios, para ser
aceptados. Aunque nos pateen, humillen y
golpeen. Como tomarse un selfie sonriendo
en las calles de Quito (Ecuador), ante la barbarie que hemos sido testigos en
las manifestaciones en estos días. Aquí
no funciona la empatía, autocontrol y la moral que rompe el tabú, como elementos
para evitar ese tipo de violencia. Ese
es el Guasón en la expresión personal, subjetiva, cuando la violencia
interiorizada, que ha sido ejercida hasta hacernos indolentes ante el
sufrimiento del otro. Y ¿Cuál es la otra
dimensión de violencia en el documental la revolución y la tierra?
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Magazine cultural de la UNMSM |
En la puesta en escena, de
Gonzalo Benavente Secco, recoge la violencia ejercida en comunidades
vulnerables del pasado indígena de nuestro país: inclinarse de rodillas frente
al patrón. Una imagen que se repite en
el documental. Los mestizos que se creen
europeos, como una imagen ideal colectiva, que rechaza el apego a la tierra de
origen. Recuerda el origen bastardo de
las generaciones actuales. No hay una
risa patológica, en este documental. Sin
embargo, muestra la patología del tabú, en el inconsciente colectivo, de la sangre
derramada de la cantidad de indígenas desaparecidos en el comienzo de la
conquista, respecto a los que quedaron al final de la conquista española. Así como, la figura descuartizada del
musculoso Túpac Amaru. Eso de lo que no
se habla, ni profundiza. Sino la simple
imagen capitalizada por Velasco Alvarado propulsor y ejecutor de la Reforma
Agraria en el Perú. El populismo se
impuso, a través del tabú, de no hablar de esa historia sangrienta, sino solo
el devolver “la tierra para quien la trabaja”.
La seriedad del documental, muestra que aún la sonrisa no aflora en los
ciudadanos, ni en forma patológica, menos en la emoción espontánea de su
expresión. En este contexto, aún siguen
los rezagos de la exclusión, cuando de forma humillante y vergonzosa, el
documental muestra a un grupo de congresistas ante la visita del Príncipe de
España, decir que ellos también son españoles.
Intentando hablar de forma horizontal con el visitante. Psicología de una comunicación definida por
la relación vertical que se percibe. Padre-hijo,
patrón-peón, amo-esclavo. Con todo lo
que eso significa, colectivamente, de odio y desprecio hacia el otro, reprimido
por el sentimiento de inferioridad. Por
ello, el documental finaliza enrostrando el declive de la Reforma Agraria, en
lo que pudo ser un giro de la historia de peruanos y peruanas, hacia relaciones
más equitativas y saludables, que nos roben una sonrisa de felicidad sin forzar
el selfie de un Yo ideal. Entonces, aun
así, ¿Cuál es elemento psicológico que ha hecho que disminuya la violencia en
el mundo, en contextos tan diferentes?
Ambas producciones fílmicas,
muestran la violencia sin tabú. Pero no
por mostrar la violencia como tal, nos motiva a salir a la calle y matar a los
abusadores. Nada de eso sucede, ni
sucederá, por ver este tipo de películas.
Sin embargo ambas nos invitan a ver la historia, personal (Guasón) y la colectiva
(la revolución y la tierra), sin tabú, con mayor autocontrol y empatía, frente
a la víctima. Por ello, el elemento
crucial para entender nuestras vivencias de violencia, en busca de la paz
anhelada, es la razón. Esto es así,
porque el cerebro humano está hecho para resolver problemas. Funciona a través de algoritmos mentales que
resuelven los dilemas, problemas, humanos.
No funciona percibiendo un enemigo al que hay que vencer. La historia de nuestra humanidad, es una
historia del uso de la inteligencia humana, que nos lleva a sonreír frente a la
esperanza de caminar seguros sin el temor de ser víctimas de un abusador. Sólo conociendo nuestra historia personal y
colectiva, razonando para resolver los conflictos que traemos en nuestros genes
y los contextos en los que nos toca vivir, podremos emocionarnos de hacer las
cosas bien, para convivir mejor. Donde
la risa no esté pintada, como en Facebook, ni la seriedad sea parte de una
historia humillante que nos sigue como fantasma. Por ello, la psicología, al igual que la
historia, sigue insistiendo que la empatía, autocontrol, moralidad y tabú,
sobre todo la razón, son los elementos psíquicos que nos seguirán conduciendo a
bajar la violencia y llevarnos a la paz y felicidad, tantas veces soñada y
esperada.
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CAMPS, V. (2011). El gobierno de las emociones.
Barcelona: Herder.
HARIRI, Y. N. (2018). 21
lecciones para el Siglo XXI. Lima: DEBATE.
PINKER, S. (2015). Los
ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus implicancias.
Barcelona: Paidós.
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