Psicología de la igualdad.
Dolor. Pasión. No hay reproches. Solo sentimientos encontrados frente a frente. No es un abrazo lo que espera de mí, como varón. Quisiera balbucear una palabra y no puedo. Mi piel frente a ella, está que habla por mí. Ella me interrumpe, en ese diálogo conmigo mismo, para decirme ¡Salud! Antes que me dijera, lo que deseaba decir, recordé cuando no me atrevía a entrar al mar. Me enseñó a chapotear, a pesar de yo aparentar ser fuerte. Tomó mis manos para atreverme entrar. Fueron momentos intensos. Tan igual, como cuando escuchamos “La leyenda de los dos amantes” de Silvio Rodríguez. Todo eso recuerdo. En tus palabras irrumpe la añoranza por lo que no fue. La miro fijamente, para no perderme ningún detalle de lo que no dicen sus palabras. Tus ojos están muy húmedos de emoción de aquellos recuerdos que me estás relatando, como un reclamo. Mirándote, puedo entender que “somos se...