Psicología matrística en mujeres y varones.
Cuando me enteré que Orna
es mujer y no desea ser madre, una angustia se apoderó de mí. Abrí mis ojos
lo más que pude, para entender bien de lo que estaba percibiendo. Es algo así como, el rechazo a lo que
significa la virilidad de un hombre frente a una mujer que se niega a darnos un
hijo. Surge la pregunta: ¿Por qué ese
síntoma de ansiedad que percibo como varón?
Mis colegas decidieron corroborar
la decisión de Orna frente a 95 madres en Piura, la mayoría entre los 28 a 36 años de edad. Los resultados son
devastadores para la psicología masculina, que no termina de entender el
grado de maternidad cortical que llevamos dentro; negándose asumir dicha realidad
psicológica. ¿Cómo así?
Las mujeres madres dijeron
que sienten temor hablar del tema. Por
eso, prefieren decir que jamás desearían que sus hijos repitan la misma
experiencia que ellas han vivido: tener hijos muy pronto, en la relación
amorosa con su pareja. Además, que no
desean que sus hijos sean tratados como a ellas les trataron en su infancia:
gritos, golpes, que no les hablaran con sinceridad de la vida de pareja. Al parecer, el neurotransmisor que da la tranquilidad
y paz, en la pareja, jamás llegó a funcionar en la vida de estas mujeres
madres, porque viven en la tensión de evitar repetir la historia. El compromiso, resultado de una vida de
pareja saludable, jamás llegó. Sólo
quedó la responsabilidad, o deber, de cuidar de los hijos, a quienes aman, y asumir la
tarea de proteger a la familia para mantener lo que exige la sociedad de ellas,
sin dañar la virilidad de su pareja.
¿Esto qué significa en Piura para estas 95 mujeres madres?
Significa la percepción que los hijos no
fueron planificados. No son producto del amor, sino producto de la sorpresa,
que reformuló todos los proyectos del hogar, la vida de pareja y de ellas mismas. La ansiedad se refleja en lo que jamás pudo
ser en ellas: terminar de estudiar, trabajar y disponer libremente de lo que
ganen, descansar cuando su cuerpo lo solicite. Dijeron, además, que sus parejas no asumen el reto de ser “madres”,
como ellas. Ellos no se sienten madres
porque no es su naturaleza. Por eso, ellas
jamás les dejarían los hijos a sus parejas varones. Como hombres los perciben inútiles para
ejercer esa tarea, que ellas son conscientes que fueron entrenadas desde muy
pequeñas a costa de: golpes, gritos y pésima información acerca de la vida de
pareja. Algo que jamás quieren repetir
en sus hijos. Sin embargo, no encuentran el camino para evitarlo. Ni siquiera, tienen la esperanza que sus
hijos puedan ayudarles a culminar sus sueños de comenzar, o terminar, de estudiar
lo que desearon en algún momento. La
virilidad es suficiente, para terminar encerradas en su casa, de alguna u otra
manera, hasta esperar la jubilación de su pareja, que se convierte en totalmente
inútil para el hogar, a su vejez. La misma que percibieron desde temprano, ante
el temor de dejarles a los hijos para que los cuidaran. Además, la ley se encarga que esto jamás
suceda en la mayoría de casos. Proteger
la virilidad, psicológica y legalmente, es de utilidad para la sociedad a costa
de las emociones de afecto y ternura, que pudiera explotarse de la cultura
matrística si se dejara de lado seguir percibiendo que la naturaleza las prepara sólo a
ellas, para ser madres. La maternidad no es un
instinto. Es un aprendizaje que se basa
en la naturaleza relacional y no subjetiva.
Se es madre, cuando la virilidad-feminidad proporciona los
neurotransmisores de armonía, tranquilidad y paz, que la relación de pareja
necesita para seguir viviendo sin síntomas de ansiedad. Quiere decir, que el machismo en Piura no
necesita de varones y mujeres, sino de los roles, para posicionarse sin más. La relación de poder se basa en la
desigualdad, donde jamás se llegará al compromiso, como indicador psicológico
de armonía, tranquilidad y paz en la relación amorosa de pareja. Los hijos jamás conocerán esta faceta de sus
padres, en estas 95 mujeres-madres. ¿Qué
necesitamos trabajar desde la psicología, para revertir esta situación?
Hablar claramente de lo que Orna
Donath, nos está afirmando: las madres están arrepentidas de serlo, sin que
esto signifique que no amen a sus hijos ni a su pareja. Así como estas 95 mujeres nos han dicho
tácitamente. Porque la maternidad es un
constructo psicológico y social, que se descubre en lo relacional. En el vínculo de dos seres humanos que se
aman. No en el resultado de la
naturaleza sexo-genital. Por ello, la
aceptación personal, es el requisito indispensable para iniciar una relación
amorosa hacia el compromiso. Es decir,
mirar los defectos, acariciarlos y sincerarme consigo mismo, frente a la
pareja. Esto requiere de un ejercicio
psicológico constante. Por ejemplo, el
temor de la virilidad al aceptar el reto de ser madre, con todo lo que esto
significa; el reto de la feminidad de trasparentar su arrepentimiento de ser
madre, en las actuales condiciones de vida, para encontrar mecanismos
psicológicos y socio-estructurales, que permitan seguir siendo mujeres
femeninas. Lo contrario a ser mujeres
virilmente maltratadas. El aprecio
mutuo, buena comunicación, expectativas realistas y capacidad de hacer frente a
los conflictos, son otras dimensiones humanas relacionales, que la psicología
tendría que trabajar arduamente, para revertir esta situación.
Mientras tanto, tiene total sentido la decisión
de Orna Donath. También tiene sentido la
importancia que demos en el origen de la ansiedad, producto de un sistema
neuronal que no acaba de conectarse con la realidad humana. No solamente son los signos y síntomas de la
ansiedad lo que necesita tratarse, nos dicen estas 95 mujeres-madres. Sino también la raíz del problema, que hoy
más que nunca, clama que prevalezca el principio de justicia.
Cuando mis colegas terminan de hablarme de esta manera, entonces mis ojos están abiertos como lechuza, mirando fijamente al vacío. Intentando reformular todos los presupuestos psicológicos, que hasta hoy podían explicar todo sin dificultad.
Cuando mis colegas terminan de hablarme de esta manera, entonces mis ojos están abiertos como lechuza, mirando fijamente al vacío. Intentando reformular todos los presupuestos psicológicos, que hasta hoy podían explicar todo sin dificultad.
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Alumnos de la maestría de neuropsicología. (12 de
agosto de 2018). Introducción a la investigación sobre neurogénesis de la
ansiedad. #Madres Arrepentidas desde la psicología . Piura, Piura, Perú:
Universidad Nacional de Piura.
CANO PROUS, Adrián – CONTRERAS CHICOTE, María. (2014). Neuropsicología
de la sexualidad. Pamplona: EUNSA.
DONATH, O. (2016). #Madres arrepentidas. Barcelona: Reservoir
Books.
MATURANA ROMESÍN, H. (2008). El sentido de lo humano. Buenos Aires:
GRANICA.
RAMOS PADILLA, M. Á. (2006). Masculinidades y violencia conyugal.
Experiencia de vida de hombres de sectores populares de Lima y Cusco. Lima:
Universidad Cayetano Heredia.
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