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Mostrando entradas de enero, 2025

Ella, él; ellos y sus sexos.

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Pintura de Luizinho Timoteo   ELLA: No podía olvidar aquel amor de sus primeros años universitarios.   Soñaron juntos.   Hicieron su empresa.   Los conocían.   Los miraban con envidia.   Ella administraba cada movimiento de la empresa.   El ideal soñado de toda pareja.   Sus dolores en las articulaciones pasaban desapercibidos.   Tenía consciencia plena que no podría tener sexo, porque se lo había prohibido el médico.   Además, su formación como miembro numeraria del Opus Dei no le permitiría hacerlo antes del matrimonio… ¿Qué pasó con ellos? ÉL: Su sonrisa era un sí absoluto a los besos apasionados que se dieron esa noche.   Se desnudó, mostrando todo lo que era y tenía.   Habían esperado más de seis años para ese momento.   Se besaron hasta quedar extasiados de sus propios olores corporales: “…¿Que quizá soñando estoy aunque despierto me veo?  No sueño, pues toco y creo lo que he sido y soy.  Y aunque ahora...

Catarsis del 2024 y comienzos del 2025

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  Alrededor tengo algunos bolsos que necesito desempacar, acomodar, buscar el lugar más cómodo donde poner todo en esta nueva habitación donde he despedido el 2024 e iniciado el año nuevo.  Una maleta vacía que hace las veces de la mesita de noche, donde reposa la lámpara, el celular y el libro de una escritora peruana  (1) , que mi trabajo me impidió leer hace dos meses. Necesito bajar el ritmo de trabajo para hacer que mi sangre no se vea obligada a fluir con fuerza.  En mi caso es un peligro para lograr los proyectos de familia.  Este nuevo año aquello se ha convertido en una prioridad, no por una obsesión por vivir sino en la terquedad de equilibrar el locus de control interno y externo  (2) , tan necesario para combatir la desesperanza  (3) .  Va de la mano con el ritmo de la madre, paso a paso, en esta compañía mutua para seguir creciendo con ella  (4) .  Dedicar tiempo a la publicación de un hallazgo académico, al lado de mi m...