Volar y sus implicancias psicológicas: manifiesto desde mi cuerpo.
Hoy, en mi cumpleaños, celebro el vuelo. No el vuelo triunfal de las aves rapaces, ni el de los ángeles imposibles. Celebro el vuelo que nace desde el cuerpo herido, desde la ciencia que cuida, desde la comunidad que sostiene. Celebro el vuelo que desafía la gravedad de la exclusión, del dolor, de la indiferencia. Volar, nos dice la biología, es una hazaña. Huesos huecos, músculos potentes, pulmones que respiran sin pausa. Las aves invierten todo su cuerpo en el aire (Dawkins, 2023) . Y yo, desde mi cuerpo anémico, desde mis visitas constantes a emergencia, también vuelo. No por encima de los demás, sino junto a ellos. Con cada transfusión, con cada mirada médica que se llena de urgencia, con cada decisión que me obliga a elegir entre el riesgo y la dignidad. ¿Es mejor no volar? Los pingüinos dejaron de hacerlo. Transformaron sus alas en aletas. Aprendieron a moverse en otro medio, a resistir desde otra forma. Su evolución no fue derrota, fue adaptación. Y yo, como el...